La conclusión de las negociaciones del Acuerdo Transpacífico (ATP) provocó reacciones encontradas. Los productores de leche manifestaron preocupación y enojo; los porcicultores lo consideraron una oportunidad para incrementar las exportaciones; El Barzón advirtió que provocará la destrucción de los productores de carne de bovino y cerdo, de leche, trigo, café y arroz.

Benjamín Grayeb, presidente del Consejo Nacional Agropecuario, aseguró que no se cedió a la apertura total. En lácteos se lograron cupos, los cuales se siguen negociando; en arroz logró una desgravación para el grano a 10 años y regla de origen para evitar la terciarización. Insistió en que se cuidó la sensibilidad de todos los sectores agropecuarios.

Raúl Urteaga Triani, coordinador general de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), apuntó que traerá beneficios para el país, ya que se abren los mercados con Nueva Zelanda, Australia, Malasia, Vietnam, Singapur y Brunei, con los cuales México no tenía acuerdos comerciales y a los que se podrán exportar diversos productos agroalimentarios; también se logró proteger la denominación de origen del tequila y mezcal.

Con Japón se obtuvo una mayor apertura para las exportaciones de carne de cerdo, de bovino, pollo, naranja y atún. Se incrementará el comercio, las inversiones y la cooperación multilaterales. Es una negociación muy importante, pues los 12 países del ATP representan una cuarta parte del producto interno bruto (PIB) mundial, dijo.

Álvaro González Muñoz, del Frente de Productores y Consumidores de Leche, dijo: estamos angustiados y enojados, pues con el Tratado de Libre Comercio para América del Norte desaparecieron 600 mil productores y las importaciones de lácteos aumentaron 200 por ciento. Antes de 1994 un mexicano consumía 17 litros de productos importados, la cantidad actual es de 41 litros. Las negociaciones del ATP fueron en lo oscurito. La autoridad nos volvió a traicionar, aunque nosotros en los pasados 18 meses le ahorramos al gobierno 3 mil millones de pesos por la reducción de las importaciones de leche en polvo, ahora la autoridad nos volvió a traicionar.

Vicente Gómez Cobo, de la Federación Mexicana de Lechería, comentó: nos ponen a competir con Nueva Zelanda y Australia, que son los más eficientes del mundo en producción de carne de bovino y lácteos. Estamos preocupados porque si bien la entrada en vigor del acuerdo lleve 12 o 18 meses, no tenemos la certeza de que el gobierno vaya a impulsar un programa especial para el sector.

Destacó que para evitar el adelgazamiento o desaparición de los productores de leche, la autoridad debe aplicar un plan de incentivos y créditos; impulsar la integración de la cadena productiva a través, por ejemplo, de la aprobación de la creación de cooperativas de los productores; fomentar el establecimiento de centros de acopio adecuados. Si no hay una política adecuada, el resultado para el sector lechero será desastroso.

La Confederación de Porcicultores Mexicanos sostuvo que se abre una oportunidad de exportación si el gobierno actúa internamente para revertir las importaciones de carne de cerdo, las cuales equivalen a 45 por ciento del consumo interno.

Alfonso Ramírez Cuéllar, de El Barzón, advirtió que el pacto provocará la destrucción de los productores de leche, carne de bovino, trigo, café y arroz. Se someterá a los agricultores, trabajadores y negocios mexicanos a una apertura económica desigual; es un acuerdo que somete el arbitraje comercial a las empresas privadas y que obliga a los Estados a cumplir con las resoluciones del ATP, incluso si contradice sus leyes nacionales o afecta intereses de sus ciudadanos.