Me emociona que en estas piezas se vale tocar
: Javier Marín
Corpus Terra es el nombre del proyecto museográfico conjunto
Jueves 15 de octubre de 2015, p. 6
Después de un largo y exitoso periplo por Europa y varias ciudades del país, tres cabezas monumentales del escultor Javier Marín (Uruapan, 1962) caen
en las calles del Centro Histórico de la ciudad de México. A lo lejos, semejan piezas de matatena lanzadas al azar.
Desde hace una semana, llegadas del puerto de Veracruz, las piezas sorprenden a los transeúntes que cruzan la Plaza del Seminario, a un costado de la Catedral Metropolitana. Las personas no dudan en tomarse la selfie junto a ellas o meterse en su interior para jugar, pues son huecas.
Se trata, más que nada, de una invitación para visitar la magna exposición que se presenta del artista en el Palacio de Cultura Banamex-Palacio de Iturbide (que abre este jueves), y la que estará en el Antiguo Colegio de San Ildefonso a partir del próximo mes. Corpus Terra es el nombre del proyecto museográfico conjunto que revisa 30 años de trabajo de Marín.
En el recinto que se ubica en la calle de Madero número 17 el público puede apreciar 90 piezas de barro que proponen un recorrido por el desarrollo técnico y estético del autor con relación a ese material.
Destaca la primera obra escultórica de Marín, titulada Banquito, realizada en 1984 con barros de Oaxaca y Zacatecas, colocada justo enfrente de Reflejo VII, monumental escultura ecuestre de casi siete metros de altura, producida este 2015 especialmente para ocupar el patio central del Palacio de Itubide.
La curadora de la muestra, Silvia Zárate, en un recorrido con la prensa, explicó que son cinco los referentes conceptuales que el público tendrá oportunidad de apreciar en Terra (la exposición en este recinto): el accidente y la deconstrucción de las formas, el trabajo colectivo, la intervención como gesto de libertad y como cambio de destino, y la transgresión.
El artista dijo que el modelado en barro lo fascinó desde sus años de estudiante en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el taller de la maestra Gerda Gruber.
El barro es perfecto, muy económico para mí, y no necesitaba de otras manos que me ayudaran a modelarlo, cortaba solo mis piezas y las metía al horno, era autosuficiente, ¡eso me encantó!
, recuerda el escultor, quien proviene de una familia de artistas. Su padre fue arquitecto y pintaba; su hermano Jorge también es escultor.
Desde niño integré a mi vida este tema de hacer cosas con las manos, pues como fuimos 10 hermanos siempre hubo mucha sobremesa, y ahí siempre había alguien dibujando o haciendo figuritas de migajón o tallando un hueso de aguacate con su navaja; los fines de semana la diversión colectiva en mi casa era ir con mi papá a pintar a algún lugar, siempre fue bien visto hacer eso
.
Esculpir, para Javier Marín, es una suerte de meditación. Además del barro, ha trabajado con tierra negra de macetas que ha combinado con pasta autofraguante para crear piezas que semejan inclusive metal; además, con la técnica del barro de Talavera ha experimentado para quitarle la rigidez
y contar historias en los jarrones que recuerdan la cerámica griega. También presenta ollas de piñata intervenidas, piezas destinadas a morir que él salva y convierte en una obra de arte
, explica la curadora.
El artista procura no poner título a sus esculturas con la idea de que los espectadores lleguen de manera libre y desprejuiciada a mirarlas. Mi trabajo apuesta más por obras que se deben sentir, en vez de estarlas entendiendo. Quiero que el diálogo con ellas sea a otro nivel. Por eso me encanta el arte público, pues mi trabajo no está completo hasta que, precisamente, llega alguien a mirarlo. Es entonces cuando se carga de significados. Me emociona que en el caso de las piezas que están en la Plaza del Seminario se vale tocar
.
Marín confió en que para la apertura de Corpus –el complemento de esta exposición que se mostrará en el Antiguo Colegio de San Ildefonso–, las autoridades capitalinas le autoricen colocar en algunas calles del Centro Histórico una instalación de nueve caballos que no se han visto en México; vienen de una gira por siete ciudades de Europa, pero quiero que ahora mi gente la disfrute
.
En San Ildefonso se expondrá también una pieza monumental de Marín, una cascada de 14 metros de alto por 5 de ancho que expuso hace unos años en la Bienal de Venecia, entre otras obras de otros materiales con los que ha trabajado.
Terra abrirá de manera gratuita todos los días de la semana de 10 a 19 horas. Se frecen visitas guiadas, también sin costo, de lunes a viernes a las 12, 14 y 16 horas. La muestra cierra el 17 de enero de 2016.