Actividades para conocer lo gratificante de hacer ciencia
Sábado 17 de octubre de 2015, p. 30
El escritor británico Herbert George Wells ideó un excéntrico aparato gracias al cual sus personajes podían viajar en el tiempo. Era la máquina que a finales del siglo XIX Wells imaginó como un tipo de carroza de una plaza con un disco gigante en la parte posterior que al girar lograba romper la barrera del tiempo.
En 1985, noventa años después de publicada la novela del británico, el modelo cambio: entonces fue un auto De Lorean inventado por el Doc Emmett L. Brown, en el que Marty McFly viajó en el tiempo en la saga Volver al futuro. Incluso el joven ochentero llegaría en unos días (el 21 de octubre de 2015) a nuestra época.
Pero lejos de la ficción, sí existe una verdadera máquina del tiempo: la arqueología. Gracias a esta disciplina el mundo puede comprender muchos fenómenos del pasado pues estudia los restos materiales de poblaciones antiguas para conocer de dónde, cuándo y cómo vivieron esas culturas de épocas muy remotas. Es la forma científica de volver al pasado
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Con elementos como estos es como especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tratan de acercarse a cientos de jóvenes que participan en la tercera edición de la Feria de las Ciencias y las Humanidades, que se inauguró ayer en el museo Universum.
La intención de esta actividad es crear una interacción entre científicos (de los subsistemas de la investigación científica y las humanidades) y estudiantes de bachillerato y licenciatura a fin de que estos últimos se interesen por el conocimiento científico en sus diversas disciplinas. En la ceremonia inaugural, José Franco, director general de Divulgación de la Ciencia del a UNAM, señaló que se trata de que los jóvenes puedan conocer desde la voz de los científicos lo gratificante que es hacer ciencia.
Los visitantes de esta feria podrán conocer desde la colección nacional de anfibios y reptiles bajo custodia del Instituto de Biología, donde incluso se pueden tocar algunos ejemplares, hasta conocer cómo es que el chile, producto originario de Mesoamérica, llegó en una travesía marina hasta algunas naciones asiáticas y hoy es un elemento fundamental en la comida tailandesa, hindú y coreana.
El viaje científico a través de estas actividades –que concluirán este sábado a las 18 horas y que se realizan en otras sedes: el Museo de la Luz, del Centro Histórico del Distrito Federal; y en las unidades de la UNAM en Juriquilla, Morelia y Yucatán– conduce a los jóvenes por varios escenarios: el espacio exterior, gracias a la astronomía; los fenómenos de la luz, con la física; mezcla de sustancias, en la química.
Pero también se pueden explorar esos viajes al pasado gracias a la arqueología o la antropología, o el mapa de la alimentación gracias a ciencias como la medicina y las investigaciones sociales.
Más de 300 investigadores de diferentes disciplinas esperan ansiosos a los jóvenes. Entre las actividades también hay teatro, música, proyecciones y conferencias, entre otras. Todo es gratuito y se informó que en las ediciones de los dos años pasados, 70 por ciento de los asistentes fueron jóvenes de bachillerato.