Se veían como una familia ejemplar. Él era un padre cariñoso que atendía a sus hijas y esposa, comentaron personas cercanas a los Villada Martínez, cuyos integrantes fueron encontrados muertos el pasado viernes en la casa uno del condominio 181 de la avenida San Jerónimo, colonia Jardines del Pedregal, de la delegación Álvaro Obregón.

A pesar de que la principal línea de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) es esclarecer las causas que presuntamente motivaron a Ángel Villeda Moreno a asfixiar a sus tres pequeñas de siete, nueve y 11 años, así como a su esposa para posteriormente quitarse la vida, entre los allegados hay dudas de que él haya cometido el crimen.

Ayer comentaron la posibilidad de que alguien pudo entrar a la casa, que se ubica justo sobre avenida San Jerónimo. El muro que comparte con el inmueble contiguo está muy bajo. Han hecho varias visitas a la vivienda y no descartan que por la parte de atrás otras personas pudieran entrar y cometer el homicidio.

La barda es pequeña y hay un árbol cerca que es fácil escalar para ingresar a la casa por el techo y más adelante hay un orificio en la malla que da al jardín, expusieron. Sin embargo, no explican por qué dejó una carta póstuma, en la cual presuntamente escribió que ante la imposibilidad económica de mantenerlas decidió privarlas de la vida y suicidarse.

Pese a ser un condominio de 10 casas, tener vigilancia las 24 horas, carece de cámaras de seguridad que pudieran haber grabado lo que sucedió la madrugada del viernes. Hasta el momento, según los testimonios recabados por las autoridades, no hubo alguien que se diera cuenta de lo que pasaba en el interior de la casa.

El guardia de seguridad, que estuvo en ese turno, no escuchó ruidos o la detonación del arma, declaró ante el Ministerio Público.

Ayer, a sólo unos metros de su casa, fueron velados los cuerpos de la familia Villada Martínez. El inmueble donde fueron encontrados los cadáveres sigue asegurado por la PGJDF.