En la coladera de la regadera hay un hoyo
ssshhhhhpppjjjjtttllllll… Cambio. Cambio.
Ssssshhhhpppppjjjjttttt… “¿Me escucha? Cambio. Cambio.”
Sssshhppppjjjjttttllll “¿Qué me dice? Cambio.”
Un hoyo, mi comandante... Cambio.
¿Hay un hoyo? ¿De qué tamaño?
Grande, comandante, grande.
Este hermoso diálogo, entresacado del video de la escapatoria de El Chapo, ¡podría adaptarse a tantos momentos de la política de hoy! Casi casi habría que considerar la posilidad de ponerle copyright. Tiene, como los diálogos de la cinta Casablanca, madera para la posteridad.
Así, el Parlamento Europeo, en Bruselas, preguntando por lo que sucede en la Hungría de Victor Orban, quien manda construir un muro de separación con Rumania, y encierra a los refugiados sirios en campos de concentración antes de echarlos del país. El Parlamento –digo, preguntando por una Hungría ya bien enfilada al fascismo, y que se considera bastión de la Europa cristiana
– pregunta:
¿Hay un hoyo? ¿De qué tamaño?
Grande, comandante, grande.
Un diálogo mucho menos tenebroso, sin duda, pero que también tiene su chiste, es el que trae la presidenta Dilma Rousseff con su Congreso. Dilma pregunta por el presupuesto etiquetado para los fondos de pensión en Brasil. En Brasil la edad promedio para jubilarse es de apenas 54 años, mientras la expectativa de vida promedio es de 74. El hoyo en la coladera de fondos para las pensiones brasileñas es en efecto enorme. Hay buen número de pensiones que son legadas a viudas de veinte y treinta años, gracias al llamado efecto Viagra
, o sea de hombres viejos casados con mujeres jóvenes. Mientras las hijas de los militares heredan las pensiones de sus padres y las perciben durante toda la vida…
¿Un hoyo de qué tamaño?
Grande, comandante, grande.
¡El diálogo entre los custodios de El Chapo viene como anillo al dedo a tantos gobiernos! A los estadunidenses se les colaron
11 millones de trabajadores indocumentados (¡Fue sin querer queriendo!
).
A Daniel Ortega se le coló un canal del tamaño del de Panamá.
A Nicolás Maduro, la economía nacional completa parece que se le fue por la coladera.
A la DEA misteriosamente se le colaron todas las drogas de México y de Colombia juntas…
Pero en México, la incompetencia cultivada y bien regadita de narcodólares en la coladera afecta ante todo a la justicia, y lo que se escapó por el hoyo de Almoloya aquel no fue sólo El Chapo, sino la idea misma de que el Estado sea una institución digna de administrar la retribución y la justicia.
Anteayer, por ejemplo, hubo un linchamiento de dos personas en el pueblo de Ajalpan, Puebla. Según algunas fuentes, los dos sujetos linchados eran encuestadores de una empresa particular. Al parecer, el pánico cundió ante rumores de que los dos fuereños intentaron secuestrar a una niña, y se decía también que eran violadores. Los agarraron y se los llevaron a la policía, que no encontró pruebas en su contra. Entonces, la muchedumbre, presa de miedo y enardecida, se llevó a los dos hombres a la calle, donde uno fue incendiado y el otro muerto a golpes y machetazos. De ahí, la gente enfiló su ira contra la presidencia municipal y la incendió, junto a una serie de patrullas. Los 10 policías municipales de Ajalpan no pudieron contener a los más de mil pobladores que habían decidido tomar la justicia en sus manos.
“Un hoyo, mi comandante… Cambio.”
Entrevistado por el periódico El Universal, el procurador de Justicia de Puebla, Víctor Manuel Carrancá Bourget, declaró al respecto que en otros 37 casos en el estado sí se había conseguido rescatar a personas que estaban a punto de ser linchadas. Mientras, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, declaró que el suceso demuestra que la seguridad pública no se puede politizar ni partidizar
. En otras palabras, el linchamiento en el estado de Puebla es un riesgo ya extendido.
De hecho, la pregunta, en algunas regiones del país al menos, es si la seguridad pública se puede despolitizar y despartidizar.
En la coladera de la regadera hay un hoyo.
Anteayer en Oaxaca también, pueblo de San Lorenzo Cacaotepec, un tumulto enardecido intentó linchar a tres hombres que, se dice, habían intentado raptar a un niño. (Otra vez, el miedo se concentra en el rapto de niños y en la violación de mujeres.) En ese caso, la policía sí consiguió resguardar y llevarse a los presuntos criminales, pero la ciudadanía quedó tan enojada que destrozó el palacio municipal, junto con dos patrullas y una ambulancia.
La policía no tiene credibilidad en la procuración de justicia.
Afirma, afirma: en la coladera de la regadera hay un hoyo.