Sábado 24 de octubre de 2015, p. a16
He aquí un hallazgo: Eccomi!, un disco de ópera que sale del entorno conocido para poner en su lugar frescura, aire refrescante en un género tan manido como saturado, pues abundan las grabaciones con las mismas arias de siempre: Verdi, Puccini, Leoncavallo, Donizetti y vuelta a empezar. Por el contrario, este documento artístico rescata joyas del posromanticismo mexicano que yacían en el olvido hasta que la soprano Verónica Murúa rescató estas partituras y las canta de manera formidable.
Es un disco ameno, agradable, bien cantado, bien tocado. Una joya.
La maestra Murúa extiende sus méritos a la manera de su colega romana Cecilia Bartoli: se convierte en detective, arquéologa, excavadora de montañas de documentos en bibliotecas, fondos documentales para sacar a luz partituras olvidadas, expuestas al deterioro del paso del tiempo, la polilla, los gusanos, el polvo, la humedad y ni siquiera Indiana Jones le llega a los tobillos, pues ella, al igual que la Bartoli, ponen sobre un atril esos tesoros encontrados para hacer una música bellísima, rescatada de la desidia.
El antecedente de Eccomi! Data de siete años: Postromanticismo mexicano: antología de obras para voz y piano, disco nacido de una primera investigación donde, en pos de obras de Melesio Morales (1838-1808) la búsqueda dotó de obras de otros autores mexicanos decimonónicos: Gustavo E. Campa (1863-1934) y Ricardo Castro (1864-1907), entre otros olvidados.
¿Por qué olvidados? Respondería don Chava Flores: Por múltiples razones
. Fundamentalmente por lesiones ideológicas: el priísmo nacido dizque de la Revolución Mexicana se apoderó de la cultura nacionalista para imperar y borrar todo vestigio que oliera a porfirismo. Decimonónico se volvió sinónimo de fúchila.
En el canto de Verónica Murúa y la música que interpreta la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM) se demuestra que la música decimonónica mexicana es sinónimo de belleza.
Por cierto, estamos hablando también de otra primicia: este es el primer disco que graba la OJUEM.
Abre esta grabación la obra de Melesio Morales que titula el disco, Eccomi, e inicia así un viaje fascinante por la música que escribieron en distintos estilos los autores aquí convocados, por igual belcantistas que wagneritas, hiperrománticos, afrancesados, italianitas. Coloraturas, estilizaciones varias, adornos bonitos. Variedad. Exquisiteces.
El cuadernillo interior del disco contiene un ensayo de José Noé Mercado: Ópera mexicana: una identidad desconocida
, en el cual, de manera amena, nos transporta desde el nacimiento del arte de la ópera hasta la genealogía de las obras que escuchamos con deleite en esta grabación valiosa y valerosa.
A Melesio Morales sigue Estanislao Mejía (1862-1867), Antonio de María y Campos (1836-1903), Felipe Villanueva (1862-1893), José F. Vásquez (1896-1961), Julio M. Morales (1863-1945), Ernesto Elorduy (1854-1913) y repite Estanislao Mejía.
Todas ellas obras bellas. Una en especial, Keofar, el aria De mi amor el sol hermoso
, escrita por Felipe Villanueva, se queda en el cerebro abanicando frescura, sutil encanto. El track ocho se convirtió en el favorito del Disquero.
Y en eso coincide el joven maestro Iván López Reynoso, cantante él también y director de orquesta, al frente de la OJUEM en esta grabación y comentarista del disco en el track final, precedido por la bella voz de civil (jeje, es decir, la voz hablada en la vida cotidiana, no la cantante soprano) de Verónica Murúa, en entrevista.
Todo un documento, este disco incluye dos entrevistas, las referidas, a Iván López Reynoso y a Verónica Murúa, una rareza en grabaciones discográficas y una gran conveniencia para el escucha, que recibe toda la información respecto de lo que acaba de escuchar.
Este disco, Eccomi! se consigue en la cadena de tiendas cuyas iniciales son Gandhi, en la tienda de discos de la Sala Nezahualcóyotl y en la Facultad de Música de la UNAM.
Aiquir.