El sábado se clausuró la novena edición del encuentro acapulqueño
Dudo que haya un grupo como el nuestro, con tanta historia
, comentó en entrevista su fundador, el músico Marvel Rebolledo
Martes 3 de noviembre de 2015, p. a11
Acapulco, Gro.
Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo, y lo ad-hoc para cerrar La Nao noveno Festival Internacional Acapulco 2015 fue un concierto de cumbia romántica a cargo de La Luz Roja de San Marcos, grupo guerrerense de mil batallas, desde tiempos de gloria del wara-wara de Rigo Tovar y del Acapulco Tropical, de Walter, que sigue vigente y moviendo humanidades al ritmo de Cangrejito playero y Mala mujer.
Fue un sábado después de que Tláloc hizo de las suyas y precipitó sus cubetadas sobre el puerto. Cosa rara. Viento fuerte empujaborrachos, que llueva o truene dan rienda suelta a su pleitesía al dios Baco.
El puerto no descansa y los turistas menos. Cual tradicional sin city, no pide nada a Las Vegas. Adiós a Las Vegas.
El Parque de la Reina fue un espacio familiar. Acá es provincia y casi no hay chiveados. La mayoría baila como Dios les da a entender, de a brinquito, pero, ¡oh, Galileo!, sin embargo, se mueven. No se quedan tullidotes.
Acá no rifa la cumbia caballona ni la sonidera. Es un chuntata levantapolvo, huarachón. La alegría se da de repente, al puro valor mexicano. Es al modo del chiste de Manzanero: en Mérida hace mucho frío: lo que pasa es que con el calor no se siente.
La Luz Roja de San Marcos tiene tradición de años, desde los lejanos 70, cuando la onda grupera era dominada por Rigo Tovar. Uya, uya, que cada quien agarre la suya, y no hagas buya y la gallina es tuya.
El ambiente se llenó de puro primo hermano, como se saludan por acá los acapulqueños.
Tres horas de sonsonete y de mover la cadera. No importa quién sepa echar figura.
En entrevista, Marvel Rebolledo García, originario de San Marcos, Guerrero, fundador del grupo tropicalero en 1974: “Tenemos mucha historia. En ese entonces, cuando el Acapulco Tropical fue pionero de los grupos de por acá, y nos abrió la puerta, de allí hicimos este grupo. Tuvimos un accidente años después y murieron cuatro integrantes. En 1976 contratamos a Aniceto Molina, colombiano. Se le pagaban 25 mil pesos por mes, hubiera o no trabajo. Viajamos mucho, porque sus intereses artísticos siempre fueron hacia adelante. Me quedé aquí y él y otros músicos se quedaron en Texas. En 2000, luego de una pausa, se regresaron a la ciudad de México. Él era mi compadre. En esta ocasión tuvimos una gran oportunidad para estar en La Nao. Dios nos lo concedió. Aniceto falleció en abril y contratamos a Edison Molina, su sobrino, quien también es colombiano. Como a otras agrupaciones, nos pasó la dispersión y andan por ahí muchas Luces Rojas. Trabajaron conmigo y de la noche a la mañana quisieron hacer su proyecto.
“Ya estamos hablando de cuatro décadas. México era diferente y Acapulco también. La costera... se caminaba libre y con seguridad, nada de lo de ahora. La Diana y otras cosas no existían. A pesar de todo seguimos trabajando y luchando; hemos viajado a Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Estados Unidos. Esto nos refuerza y de ello hablan 46 discos grabados. Pronto daremos a conocer La despedida, tema para Molina, un homenaje.
“Cuando Seferino Torreblanca fue gobernador nos regaló una estatua dedicada a La sanmarqueña. Es un honor que está en el parque principal de San Marcos. Podríamos trabajar más, pero la situación del país no lo permite, por la inseguridad. La gente no quiere salir. Hay miedo. Antes salía uno y hasta había libertad de expresión en las canciones. Ahora ya no sabes si alguien se va a ofender. Nos han quedado a deber, a veces, y los organizadores no nos pagan.
Ya no es lo mismo. Nos hemos renovado con jóvenes. Yo moriré, pero La Luz Roja seguirá. Estoy seguro. Hay Luz Roja para rato. Dudo que haya un grupo como el nuestro, con tanta historia. Ahora les pega una canción y eso es todo. El que sigue. Por aquí han pasado músicos con talento. Y saldrán más.
El nombre del grupo se deriva de que por los años 70 llegó a tocar un grupo de rock llamado La Luz Negra. “Gustó tanto en San Marcos que nosotros nos pusimos La Luz Roja, pero somos cumbiangueros. Fue una casualidad. Nuestro estilo se llama colombo mexicano. Así ha sido y será”.