En el estado hay 349 pozos de gas de lutita que emplean esa técnica; la mitad, en Papantla
Martes 17 de noviembre de 2015, p. 34
Papantla, Ver.
El terreno de Emilio Domínguez Hernández quedó reducido a una mancha chiclosa y negra el 26 de agosto de 2013, cuando se rompió un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que atraviesa la parcela.
Desde entonces Domínguez exige a Pemex que repare los daños. Comenzó con una llamada semanal para preguntar: ¿Cuándo me regresan la tierra? ¿Cuándo puedo volver a trabajarla?
Ante las evasivas del personal de Pemex, decidió ir más lejos. En un terreno vecino afectado, también de su propiedad, encontró un pozo de la paraestatal. Lo cercó con alambre de púas.
La empresa interpuso una demanda civil en contra del agricultor para que éste no tenga derecho alguno sobre la superficie que rodea el pozo.
Así son ellos. Son los que mandan, ponen precio a las cosas y pagan lo que quieren. Uno no tiene voz; si uno se resiste y pone un hilo para que no pasen, te demandan
, acusa.
Emilio Domínguez vive y trabaja en la comunidad Rafael Rosas, en Papantla, municipio del norte de Veracruz, donde confluye la más importante red de ductos de Pemex en el estado.
En la región el cultivo de naranjas es la principal actividad agrícola, pero los derrames de hidrocarburos son constantes. Después de los daños en la parcela de Emilio Domínguez ha habido derrames en una docena de terrenos, el más reciente a finales de octubre en el terreno de su sobrino, Eduardo Domínguez Herrera.
Cada vez que ocurre una fuga en los ductos de Pemex se repite la historia: bajas indemnizaciones que se pagan tres o cinco meses después; parcelas arruinadas y demandas contra los campesinos que se inconforman.
A los daños generados por los pozos ahora se suma la utilización del método de fractura hidráulica (fracking) para extraer gas de lutita o shale. Esta técnica implica perforar cientos de pozos e inyectarles millones de litros de agua cargados con un coctel de químicos tóxicos.
De acuerdo con la asociación civil Cartocrítica, integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking (AMCF), de 924 pozos de seis entidades del país que usan dicha técnica, 349 están en Veracruz, y de éstos 172 se encuentran en Papantla.
Alejandra Jiménez, integrante de la AMCF, refirió que los tomaron por sorpresa. Pensábamos que en unos años iban a llegar esos pozos y tendríamos que estar listos para la resistencia, pero ya están aquí
.
Los ambientalistas advierten que cada pozo de fracking requiere de 9 a 29 millones de litros de agua dulce y utiliza de 650 a 950 sustancias químicas.
Hay gente que no tiene acceso al agua y se van a usar millones de litros para extraer hidrocarburos. ¿Y dónde van a depositar esa agua contaminada con residuos tóxicos?
, reflexiona Jiménez.
La activista advirtió que esa técnica causará graves daños ambientales y sociales, y agudizará la sequía y la contaminación de mantos acuíferos.
En la comunidad Reforma Escolín, también en Papantla, los habitantes ya padecen falta de agua. Entre 2008 y 2009 las compañías hicieron detonaciones y provocaron que los aguajes se secaran y el venero se desviara
.
Francisco Cravioto, investigador del proyecto de industrias extractivas de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, considera un error de graves consecuencias
el apostar a dicha técnica.
Citó el proyecto Aceite terciario del Golfo 2013-2035, que fue presentado como una maravilla
, pero no duró más de dos meses porque los pozos tenían una altísima tasa de inclinación
. Cientos de personas perdieron su empleo y numerosos inversionistas quebraron, lo que se sumó a los estragos sociales y ambientales.
Cravioto advirtió que el fracking es una promesa vacía
del presidente Enrique Peña Nieto y de su antecesor, Felipe Calderón, quienes apostaron por usar gas natural para producir energía.