Esa audacia musical
no se había hecho, dice el compositor a La Jornada
Será interpretada en el auditorio Sentimientos de la Nación en Chilpancingo
Pide que orquestas del país emprendan propuestas similares para lograr que el público regrese a las salas de concierto
Jueves 19 de noviembre de 2015, p. 5
El compositor Marcos Lifshitz (DF, 1951) no dudó en aceptar el desafío. Resultaba muy atractivo convertirse –hasta donde él tiene noticia– en el primer músico mexicano en escribir una pieza para dos orquestas sinfónicas.
Tampoco iba a desaprovechar el potencial creativo y sonoro que una ocasión así ofrece.
Así, dedicó el verano y parte del otoño de este año a la creación de su Obertura para doble orquesta, cuyo estreno mundial será este 19 de noviembre en el auditorio Sentimientos de la Nación, en Chilpancingo, Guerrero.
Al día siguiente será interpretada de nuevo, pero en Acapulco, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón.
La pieza es un encargo de la Orquesta Filarmónica de Acapulco (OFA), de la que es compositor residente desde hace dos años, con la finalidad de enriquecer el programa especial que ésta ofrecerá al lado de la Sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (OSUAEH), agrupaciones de las que el mexicano Eduardo Álvarez es director titular.
Trabajo titánico para el director
Marcos Lifshitz, también poeta, narrador y dramaturgo, afirma en entrevista que la creación de Obertura para doble orquesta significó un reto muy interesante
desde el punto de vista musical, pues disponer del doble de los instrumentos habituales permite mayor potencia sonora y más riqueza armónica.
Si uno toma cualquier obra conocida y decide tocarla con dos orquestas, lo único que ocurrirá es que aumentará la potencia sonora, porque los instrumentos se duplican
, señala.
Pero si se escribe una obra específica para una dotación de 160 o 170 músicos se pueden hacer diferentes armonías en cada una de las secciones y aprovechar, cuando se desee, esa potencia sonora.
Hacer una partitura de estas dimensiones, aclara, implica el riesgo de no lograr el equilibrio adecuado entre las secciones de la orquesta. Sin embargo, confía en que los años de experiencia y de oficio lo sacan avante en este caso.
Considera que la dificultad en la interpretación de una partitura de esta naturaleza es mayor para el director que para los instrumentistas, pues éstos deben seguir su partitura como lo hacen de manera regular, mientras aquél tiene el desafío de coordinar y poner en punto ese monumental grupo musical.
Controlar a todas las personas; las dudas, los comentarios, será un trabajo bastante titánico del director, sin embargo, Eduardo tiene esa gran capacidad y lo hace de manera siempre respetuosa, no como otros directores que basan su control en groserías y mentadas de madre.
Concierto único
Marcos Lifshitz define su Obertura para doble orquesta como una obra celebratoria, aunque también muy emotiva, pues deja pensando al escucha y, sobre todo, vibrando
.
En términos sonoros, explica que como el resto de su producción musical está apegada en modelos que abarcan desde el clasicismo y el romanticismo hasta la música de la primera mitad de la centuria pasada.
Las composiciones de la segunda mitad del siglo XX se me hicieron siempre muy experimentales; cada autor quería inventar el hilo negro y fue un caos, mucha experimentación, de lo cual quedó muy poco útil
, indica.
Una música que no tiene melodía ni está bien armonizada ni orquestada no me dice nada. No me da miedo echar mano de la música clásica, romántica, impresionista y de toda aquella de la primera mitad del siglo XX, y con esto me refiero a que todo se resuelve entre Stravinsky, Shostakovich y Revueltas. Hasta allí llega mi audacia musical.
En su opinión, lo que se experimentó en la segunda mitad del siglo pasado, en términos musicales, carece de emociones y subraya que sin éstas el arte simplemente no puede existir.
El arte está para expresar emociones. Cuando quieres expresar ideas, hazlo con palabras; también tengo necesidad algunas veces de expresarme con palabras y entonces escribo libros. Las ideas no pueden expresarse con la música, sino con palabras; la música expresa emociones y sentimientos.
El compositor mantiene el convencimiento de que su Obertura para doble orquesta, cuya duración es entre 11 y 12 minutos, dejará una marca interesante en el medio musical mexicano, porque es algo que no se ha hecho y hacía falta
.
Desea alentar a otras agrupaciones sinfónicas del país para emprender propuestas similares con el ánimo de llamar la atención del público y motivarlo a que regrese a las salas de concierto.
Las personas ya no quieren lo mismo. Esto ofrece algo nuevo, no sólo en cuanto a obra, sino como formato; es una propuesta innovadora, porque está envuelta en una sonoridad a la que no estamos acostumbrados. Será un concierto espectacular, único y quizá irrepetible, porque es difícil hacerlo de nuevo.