Académicos universitarios lamentaron que la relación entre China y América Latina, particularmente México, se limite a lo comercial, cuando los negocios podrían ser mucho mejores al incluir un vínculo cultural y social.

Durante la presentación de los trabajos de la Red América Latina y el Caribe-China 2015, Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que los gobiernos mexicano y chino han insistido que el tema más importante en la relación bilateral es el económico.

Sin embargo, apuntó, la inversión china en México no ha sido la esperada: de 1999 a 2015 los chinos acumuló menos de 365 millones de dólares, lo que no representa ni siquiera 0.1 por ciento de la inversión extranjera en México en ese periodo.

No hay proyectos medianamente realistas que indiquen que esto vaya a cambiar. Eso refleja el reto institucional que se requiere. Hay una corresponsabilidad de ambas partes, no se puede plantear que México es el único responsable, señaló el académico.

Para Dussel es necesario un mayor conocimiento bilateral en lo geográfico, histórico, social y económico. No sólo se trata de cómo hacer negocios con China, se requiere de una relación más integral, respetuosa y crítica, donde se consulte a académicos y expertos del sector público. Estamos desaprovechando la oportunidad.

Liljana Arsovska, del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, enfatizó que si las naciones de América Latina y el Caribe quieren estar en China, no basta con la presencia de empresas, sino que se necesita llevar lo cultural.

Desde su perspectiva, la relación entre aquella nación asiática y la región latinoamericana se basa en el mutuo desconocimiento.

Ignacio Martínez Cortés, del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, aseveró que la nueva estrategia que China implementa sobre su continente es la llamada 1+3+6, que se impulsó en Brasil en 2014 y que es un plan con tres motores: comercio, inversión y financiación.

Yolanda Trápasa Delfín, de la Facultad de Economía de la UNAM, afirmó que los chinos tienen un objetivo claro: desean hacer negocio y punto. Y eso debe ser aprovechado.