Se cumplen 40 años de que falleció; exigen a Madrid continuar búsqueda de desaparecidos
Sábado 21 de noviembre de 2015, p. 26
Madrid.
Cuarenta años después de su muerte, la herida abierta por la dictadura de Francisco Franco en España sigue abierta. Y su presencia, tanto para detractores como para defensores, continúa tanto en la vida pública española como en las calles de pueblos y ciudades. Este viernes, en el aniversario de su deceso, hubo marchas y misas tanto en favor como en rechazo del legado fascista del régimen totalitario. Además, se exigió al Estado español la búsqueda de las decenas de miles de personas enterradas en fosas comunes a lo largo y ancho del país.
El 20 de noviembre de 1975, después de estar casi un mes en estado grave, se anunció la muerte de Franco. Del general destinado en Marruecos que en 1936 se alzó contra el gobierno de la segunda república española y dio origen a la guerra civil (1936-1939). Tres años después de su acto subversivo, Franco derrotó a las tropas republicanas e instauró en España un régimen dictatorial, en el cual persiguió, ejecutó y encarceló a sus detractores, y asumió los principios e ideas del fascismo, entonces emergente en Europa.
El funeral de Estado que recibió Franco estuvo presidido por quien él designó sucesor: Juan Carlos de Borbón, quien se convirtió en el primer rey de la monarquía parlamentaria que se instauró después de la caída del régimen franquista. Juan Carlos recibió el testigo de Franco como jefe de Estado, que ahora ostenta su hijo, el rey Felipe sexto.
La figura de Franco y su régimen siguen dividiendo a la sociedad española. Para unos, los que todavía convocan marchas de apoyo y hasta misas en su memoria, fue un prócer de la patria
que salvó a España
de las hordas comunistas y los masones
. Y ahí se encuentran desde organizaciones de extrema derecha, como Falange, hasta fundaciones supuestamente con intereses históricos que velan por su legado.
Para la otra España
, la de los derrotados de la contienda civil, Franco fue el verdugo
no sólo de sus familiares y compañeros, sino también de un gobierno legítimo que tenía una de las legislaciones más vanguardistas del mundo en aquella época. Ellos, en lugar de misas y actos de apoyo, realizaron concentraciones de rechazo y reiteraron sus históricas reivindicaciones: que se exhumen los restos de las decenas de miles de personas enterradas de forma anónima en fosas comunes, que se eliminen definitivamente las calles y monumentos alusivos a la dictadura, tal como estipula la Ley de la Memoria Histórica.
El candidato de Izquierda Unida, Alberto Garzón, exigió al Estado que contribuya a recuperar la memoria democrática
y la dignidad
de los que lucharon contra la dictadura franquista.