Ayer, en la segunda parte del Corona Capital, se desbocaron los ánimos del público cuando The Charlatans UK salieron al escenario, su mezcla de britpop con tintes de cadencioso rock alternativo e indie dulcificado, rápidamente tomaron por asalto los sentidos de sus seguidores, que brincotearon de principio a fin, respondiendo a todos los embates musicales que lanzó el grupo británico.

Los que tampoco desmerecieron fueron los australianos de Miami Horror, que ofrecieron una actuación vibrante/intensa, conjugando su vistosa propuesta y su solvente electropop; lograron subir la intensidad del escenario Doritos y poner al borde de la gozadera a miles de asistentes.

La primera sorpresa de la noche la puso la banda danesa Mew, que asombró con su gran poder de convocatoria. Su propuesta de art rock e indie fue acogida/festejada hasta la necedad. El grupo comandado por Jonas Bjerre agradeció la entrega de los asistentes: Muchas pinches gracias por estar con nosotros, lo que puso locos/locos/locos a sus miles de fanáticos.

Desde el comienzo de la segunda jornada de la 15 edición del Corona Capital, el público llegaba a cuentagotas para surcar el nuevo asfalto de la curva cuatro del autódromo Hermanos Rodríguez; cada uno de los asistentes se adentró/patinó/deambuló por cada uno de los cuatro escenarios del festival, buscando su propuesta sonora preferida y algunos más dispuestos a dejarse sorprender por los grupos que desconocían de la vasta oferta del festival.

El escenario principal, Corona, lo abrió Milo Greene, quien tuvo una actuación discreta, pero que igual disfrutaron los que le cayeron desde temprano. En el escenario Corona Light las actividades empezaron con The Griswolds, que fue bien recibido por una nutrida asistencia.

Tim Burgess, vocalista de The Charlatans UK (arriba), durante su participación en la 15 edición del encuentro, en el que el público cantó y balió Víctor CamachoFoto Víctor Camacho

El tercer escenario en importancia, Doritos, fue tomado por Poppy, que pagó las consecuencias de ser abridora, pues apenas llamó la atención de unos cuantos cientos de personas.

También actuaron Sohn, que retrajo por momentos las extremidades inferiores de los asistentes, y el músico afroestadunidense Shamir, quien, por el contrario, desparpajó por completo el ánimo de quienes se acercaron a escucharlo.

Circa Waves resultó una sorpresa, pues con sus lienzos sonoros deleitó los sentidos del público, que gozoso agradeció cadereando/coreando/disfrutando su cadenciosa música.

La oferta alterna de diversión, como juegos mecánicos y de la suerte, también fue aprovechada por buena parte del respetable, que decidió recrearse, pese a las largas filas para acceder a la rueda de la fortuna o al toro mecánico, por ejemplo.

La nueva posición de los tres escenarios principales y la carpa de música electrónica resultó funcional, el flujo del público fue tan caótico como en otros años, pues la cifra oficial sumó 71 mil 500 personas y al cierre de esta edición faltaban por salir al escenario Primal Scream, Ratatat, Fatboy Slim y, por supuesto, los Pixies, que según muchos asistentes fue esa banda por la que se pagó el boleto.