Cuando se propuso a la artista ecuatoriana María José Argenzio (Guayaquil, 1977) participar en el ciclo curatorial Intemperie sur, en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Muac), el reto que asumió fue ¿cómo intervenir un edificio que no se deja por su masividad arquitectónica?

Su instalación de sitio específico Aglomeraciones –con la que cierra ese ciclo– parte de una cenefa de la esquina, como se suele poner entre piso y techo, que se convierte en “un espacio dentro del espacio de un cubo blanco, dentro del cubo blanco que es el Muac.

Siempre me ha interesado cómo nos afecta el espacio. Por ejemplo, si uno entra a una iglesia se comporta de cierta forma, y a un museo, de otra. Por qué nos comportamos de una manera específica, expresa a La Jornada Argenzio, quien dice ser claustrofóbica.

Relación espacio-naturaleza

Es la primera vez que Argenzio muestra su trabajo en México y le interesa ser conocida por hacer instalaciones de sitio específico, aunque reconoce diferentes medios, como el video y la fotografía, cuando así se requiere.

Siempre que la invitan a trabajar se reúne con los expertos locales para conocer más sobre el tema. Así hizo para la exposición individual Nobleza obliga, montada en La Caja Blanca, en Palma de Mallorca, también para el proyecto del Muac.

Vi planos y fotografías del museo, estudié al arquitecto (Teodoro González de León) que lo construyó, por qué había elegido los materiales. Algo que se me quedó en la cabeza fue que él decía que le gustaba el color y los materiales de construcción, por eso es color cemento. Me pareció que tiene mucho contraste, porque estamos en una reserva ecológica. Era esa cosa del bloque de cemento encima de la reserva que no se ha ocultado. Existe esta relación con el espacio, la naturaleza.

En algún momento se consideró trabajar en el exterior, en una de las terrazas del Muac, idea que se descartó, entre otras razones, por la fragilidad del material. En contraste, se decidió trabajar en un lugar de mucho movimiento, el vestíbulo Arkheia, cercano al restaurante.

Aglomeraciones, cubo de tres metros cuadrados, es de un material muy liviano, parecido al unicel, que genera un objeto que no se sabe precisamente qué es, acota Amanda de la Garza, curadora de Intemperie sur, con Cecilia Delgado. Por eso, la instalación coexiste con el recinto, en contraposición al cemento, que es firme y duro.

Se utilizaron 357 molduras blancas para construir el cubo. Para De la Garza, un punto clave tiene que ver con el empleo decorativo de las molduras, porque no tienen otra función. Argenzio ya ha realizado trabajos de análisis de la ornamentación, como demostración de poder. Un ejemplo es La educación de los hijos de Clovis, instalación hecha hace tres años en un espacio privado de Guayaquil, consistente en nueve columnas.

Aglomeraciones se puede visitar en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario), recinto donde concluirá exhibición el 27 de marzo de 2016. Posteriormente viajará al Museo Amparo, en Puebla, institución coproductora de Intemperie sur, ciclo que se repetirá en ese recinto a partir del 28 de noviembre.