El amaranto debe considerarse un alimento básico de los mexicanos: es nutritivo y barato. Actualmente lo procesan pequeñas empresas y los campesinos que lo siembran obtienen ingresos que aún no les permiten vivir sólo de esta actividad, pero con mayor apoyo se destinaría más superficie a su siembra y nos iría mejor, señaló José Belem.

El anciano cultiva alrededor de una hectárea. Divide su semana entre la siembra de amaranto y su trabajo de brigadista de incendios forestales. Cada año vende entre seis y ocho cargas, cada una de 150 kilógramos, por las que obtiene 24 mil pesos, dijo en entrevista.

En Tulyehualco, Xochimilco, es posible sembrar hasta 700 hectáreas de amaranto, pero actualmente sólo se cultivan 200, que producen 315 toneladas anuales. El mercado es básicamente local, y en total se generan alrededor de 3 mil empleos, explicó Apolo Franco, representante del Sistema Producto Amaranto en el Distrito Federal.

Para apoyar la actividad, por medio del Instituto Nacional de Economía Social (Inaes) se destinarán –sólo a esta empresa y a los grupos que participan en ella– apoyos por alrededor de un millón 200 mil pesos el año próximo, anunció José Antonio Meade, titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), durante una visita a la fábrica de productos de amaranto Biogramim.

En un mensaje a un grupo de productores y trabajadores reunidos en el patio de la empresa, aseveró: queremos una economía que en esta región, en este sistema de productos, sea exitosa; que les vaya bien, que incorpore a más número de productores, que se vincule con otros sistemas-productos.

Un elemento fundamental para combatir la pobreza es la construcción de economía social, y aquí se ve que es creativa, nutritiva, saludable; que genera empleos, que es respetuosa de la tradición, que se ancla en la historia, pero que tiene una visión de futuro clara y exitosa, dijo.

Sostuvo que este año el Inaes, que se incorporó a la dependencia, contará con un presupuesto de alrededor de 2 mil 500 millones para apoyar firmas sociales de este tipo.

Esta pequeña empresa genera 20 empleos directos, y ahora procesa alrededor de 2.5 toneladas diarias de amaranto en productos que van desde barritas, frituras y cereal, hasta harina. El amaranto se compra a alrededor de 400 productores de la zona. En 1999, cuando comenzó a operar la planta, apenas utilizaba 50 kilogramos al día, recuerda Uriel Molotla, uno de los propietarios.

Dice que para avanzar, ahora se requiere invertir en un equipo que procesa el amaranto de forma que lo hace soluble, lo cual podría llevar a cubrir un mayor mercado. Agregó que se debe incluir este alimento entre los básicos, ya que su valor nutrimental es muy alto.

También hay quienes buscan innovar con este producto. Diana Glessel comentó que se dedica a hacer paletas de amaranto que vende para fiestas de niños y bodas. Dijo que las prepara como chocoamaranto y que han sido un éxito.