Arte, ciencia y milpa
ada vez se unen más voces en defensa de la Tierra, nuestra casa común. La humanidad está en una encrucijada: de un lado los que lucran con ella; del otro los científicos, los humanistas, los creadores, la gente consciente del campo y las ciudades, que saben o intuyen que sólo unidos podremos impedir la destrucción. Hacerlo no es un acto de fundamentalismo romántico como señalan, para descalificar, los mercaderes; es simple y llanamente apostar por la permanencia del hombre en esta tierra.
El maíz es un ejemplo de la confrontación entre el proyecto mercantil y un proyecto de defensa del principal alimento de los mexicanos que implica, además, el desarrollo de una ciencia y una tecnología indígenas, evidenciadas a través de la domesticación de esta planta y de otras que componen la milpa. Al preservarlas para nosotros y para el mundo, y al continuar el proceso de selección continuo de las miles de variedades de maíz, y también al convertirlo en el eje de un ciclo ceremonial que da pie a múltiples expresiones culturales, las culturas indígenas muestran que en su cosmovisión lo fundamental –la tierra, el alimento– no está desligado de la filosofía y el arte.
Es con este espíritu que la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, presidida por Elena Álvarez Buylla, invitó a diversos creadores para que en dos entornos privilegiados: el Jardín Botánico y la Reserva Ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México, expusieran una obra plástica, cuyo tema central fuera la preservación de la milpa o de la misma reserva natural del Pedregal, una de las mayores áreas protegidas para la conservación en el seno de una urbe
, ya fuera en un espacio cerrado –el recién inaugurado Foro Dahlia– o entre la roca volcánica, los jardines de cactáceas y crasuláceas, o el invernadero.
La exposición La milpa: ritual imprescindible se inauguró el sábado 28; estar ahí presentes fue un privilegio por la belleza del entorno y por la calidad de las obras expuestas. Este trabajo colectivo pretende, como afirmaron los directores del Instituto de Biología, Víctor Manuel Sánchez Cordero, y del Jardín Botánico, Javier Caballero, integrar el discurso de las ciencias al discurso de las artes, con un propósito común: preservar el medio ambiente. Así, precisó Elena Álvarez Buylla, la Universidad Nacional Autónoma de México reivindica su papel de institución pública, abierta y comprometida con la equidad, la justicia y el bienestar social; todo ello implícito en la defensa del medio ambiente y de nuestras culturas originarias. Estará abierta hasta marzo de 2016; habrá varias actividades. No se la pierdan.