ebe el gobierno de México reaccionar ante los dichos de Donald Trump? Se trata de un genuino dilema.
Un amigo que trabaja en publicidad me asegura que no. Que Relaciones Exteriores no debe protestar, porque hablar de Trump es hacerle publicidad. Algo de razón tiene mi amigo, seguro; finalmente Trump es ante todo un publicista y, sin duda, sabría sacar algún partido a lo que dijera en protesta el gobierno de México. Sin embargo, y aunque al hacerlo apoyara momentánea e involuntariamente a Trump, pienso que el gobierno de México debe protestar. ¿Por qué?
Debido a la postura conservadora, interesada, o si no al menos pusilánime de sus gobernantes, México no ha querido hacer un escándalo internacional por los efectos de la política estadunidense de las drogas. Hemos dicho ya varias veces en este espacio que la situación se resume fácilmente: Estados Unidos pone los consumidores –y llena sus cárceles de negros y latinos– y México pone los muertos. Y, además de muertos, México pone también la descomposición de su territorio político. Además de la descomposición de su territorio, pone de pilón a su frágil democracia Y, encima de todo eso, México se queda callado. Como un niño buleado.
Ahora, para evitar que crezca la figura política de Donald Trump, el gobierno aguanta que un aspirante a la presidencia diga que México se dedica a exportar criminales a Estados Unidos. Se queda callado, como un niño buleado.
Pienso también que el gobierno de México se equivoca. La Secretaría de Relaciones Exteriores tendría que decir algo respecto de lo que dice Donald Trump, aun si una declaración lo ayudara de momento en su campaña. Sólo que ese algo
no debe ser una defensa del buen carácter del mexicano. No. Y lo que diga no debe parecerse, tampoco, a lo que alguna vez dijo el presidente Fox, que dizque los mexicanos hacen los trabajos que ni los negros quieren hacer
. Los mexicanos hacen toda clase de trabajos en Estados Unidos, desde los más pesados hasta los más especializados. Hay mexicanos ricos en Estados Unidos, aunque sean los menos. Tener migrantes es abrirse a la posibilidad de que el migrante tenga éxito. Migrar es buscar el éxito. Y muchos mexicanos lo han conseguido. Algunos entre esos son indocumentados. Ni modo. Así es eso. Hay una corresponsabilidad en la migración indocumentada de México a Estados Unidos. El gobierno puede ofrecer ejemplos de esa corresponsabilidad si necesita hacerlo. Lo que no puede permitir es seguir como un niño buleado, calladito. Y seguir así ante un candidato que es reconocido en el propio público estadunidense como un bu l ly.
El alegato no debe ser que los mexicanos son buenos
. Lo son, en general, por supuesto, pero habrá también alguno que otro malo, como los hay en cualquier población. Si hay narcos mexicanos, algo tienen que ver la política estadunidense y la sociedad de ese país.
El argumento no debe ser que los mexicanos son inocuos ni que no le puedan quitar la chamba a veces a algún estadunidense con papeles. No. El argumento debe ser más o menos así:
México ha librado una lucha contra las drogas que le fue impuesta por el gobierno de Estados Unidos. A los mexicanos no les importaba cultivar mariguana u amapola, y exportar el producto a Estados Unidos, del mismo modo que a los ciudadanos de ese país no les importa fabricar armas que se vendan ilegalmente en México y que han servido para matar a más de 130 mil personas en nueve años, muchas más que las que puedan haber muerto consumiendo drogas mexicanas en Estados Unidos.
La política antidrogas ha sido ejecutada en atención a los deseos de los gobiernos de Washington, y se ha desarrollado con un costo infinitamente superior para México que para Estados Unidos. Además, como reconoció el propio Bill Clinton, ha sido la política estadunidense en Colombia la que llevó a que la cocaína comenzara a pasar por México. A Trump se le debe decir que la gran mayoría de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos es gente honrada y que si no lo fuera, no tendría trabajo. De acuerdo. Pero se le debe decir, además, que los mexicanos que pueda haber que son violentos narcotraficantes están en Estados Unidos por los hábitos de la sociedad estadunidense, y por la política de Estados Unidos. Están ahí por la magia del mercado
que tanto defiende Donald Trump.
Estados Unidos es corresponsable directo del crimen en México.
El gobierno de México debe decir esto, en alguna versión diplomáticamente correcta, sin duda, pero debe decirlo. Y debe declararlo aunque con ello ayudara a la campaña de Trump. Es posible que Trump gane la nominación republicana independientemente de lo que haga o no el gobierno de México. Pero si México se queja ahora, al menos contribuiría a defender sus intereses de mediano plazo. Callarse ante el buleo no es nunca una decisión correcta.