Para describir a México algunos niños de cinco años dibujaron escenas crueles, como la de un hombre que descabezó a otro en Michoacán o tiroteos en Veracruz y Morelos.

Los resultados de la Encuesta Infantil y Juvenil 2015, en la que participaron 2.6 millones, muestran en cifras y con gráficas crudas el impacto que genera la violencia en niños y adolescentes mexicanos.

En las imágenes, incluidas en el informe final del Instituto Nacional Electoral (INE), se pueden ver las clásicas escenas de una familia afuera de su casa en un día soleado, además de peticiones relacionadas con la inseguridad con frases como quiero vivir seguro en mi país, seguridad en mi escuela y en mi familia.

Una menor de Sonora dibuja a una familia acompañada de la frase no quiero violencia y otra dice quiero una ciudad limpia y sin malos.

Pero quizás la ilustración más impactante es la que hizo un niño de cinco años en Michoacán. En ésta se puede ver una casa y al lado a un hombre de cabellera rizada sosteniendo con la mano derecha una cabeza de la que gotea sangre, y en la otra, un cuchillo del que también caen gotas.

Otro niño de cinco años que vive en Veracruz dibuja a alguien que le dispara a otro que se desangra, mientras un morelense muestra un tiroteo. Hubo participantes, como uno de Quintana Roo, que aprovecharon esta séptima consulta para exigir a los políticos: quiero que el diputado cumpla. Otro del mismo estado pidió escuela mejor equipada y con juegos y mayor seguridad en las calles con señalamientos de vialidad.

Una niña de cinco años, de Sinaloa, escribió: quiero alumbrado y un parque y otra de seis años, de Querétaro, dibujó a una niña pensando en comida junto con la frase: me gustaría que no hubiera niños con hambre.

La encuesta muestra además la importancia de ir a la escuela. En los tres niveles de edad, quienes no asisten informan con más frecuencia ser víctimas de los tipos de violencia en la casa, la escuela y el lugar en el que viven.

Además, la invitación a formar parte de grupos delictivos aumenta con la edad y es mayor entre quienes no asisten a la escuela.

Por ejemplo, 26 por ciento de los mexicanos de 14 a 17 años que no estudian han recibido invitaciones a sumarse a un grupo delictivo, frente a 17 por ciento que sí van a la escuela. En el mismo grupo de edad que no estudia, a 38 por ciento le han ofrecido drogas, frente a un 31 por ciento del que está escolarizado.