Además de la Cruzada Nacional contra el Hambre, que atiende a una proporción baja de la población (alrededor de 7 millones de personas), tiene que haber instrumentos adicionales para atacar la pobreza que incide en 55 millones de mexicanos (46.2 por ciento de la población), sostuvo Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Indicó que durante este año el poder adquisitivo de los mexicanos ha mejorado, de acuerdo con los datos del Inegi. Qué bueno que el ingreso real ha subido en todo 2015, pero el reto es que se mantenga así y que pueda revertir el problema de ingresos que hemos tenido desde 2007.

Consideró en entrevista que el uso de la información de las evaluaciones de los programas sociales para el diseño del presupuesto base cero basado en resultados será una realidad en un periodo más largo de tiempo, y la recomendación es saber para qué queremos los programas y qué se quiere resolver: no por fusionar acciones se empiecen a confundir objetivos e indicadores.

El organismo creado por mandato de la Ley General de Desarrollo Social para evaluar las políticas sociales y medir la pobreza en el país cumple una década, y enfrenta el reto del cambio de los consejeros, los cuales ahora serán definidos por los partidos en la Cámara de Diputados, luego de que el año pasado se estableció este cambio en la legislación.

La celebración se realiza con el seminario Pobreza multimensional y buenas prácticas de monitoreo y evaluación, donde Rodolfo de la Torre, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, señaló que la medición de la pobreza tiene vacíos, como el que se basa en la percepción de falta de hambre más que en el estado nutricional, y advirtió que quienes toman decisiones de política pública, basados en los indicadores del consejo, no toman en cuenta a los más pobres dentro de los pobres.

Apuntó que la ley vigente en la materia es inadecuada. Mencionó que hay aspectos, como el hecho de la decisión del Coneval de que el índice de cohesión social no forma parte de la medición integrada de pobreza, porque no se ve como un elemento sustantivo.

Añadió que los usuarios de su información constantemente toman decisiones de política pública basados en medidas que no reconocen la desigualdad dentro de la pobreza, y una de las consecuencias de ello es que empujan la forma más sencilla de resolver la pobreza. Esta forma, apuntó, es que aquellas personas que estén a punto de cruzar las líneas de carencias sobre bienestar sean los primeros en ser atendidos en lugar de los pobres de los pobres. También, dijo, la alimentación debe tomar en cuenta el estado nutricional más que la percepción del hambre que actualmente se toma en cuenta para medir la carencia alimentaria.

Hernández Licona, en el acto inaugural del seminario, sostuvo que el Coneval ha tenido impactos en tener una democracia en el país, para la cual se requiere transparencia y rendición de cuentas. Hay múltiples retos aún, admitió, pero los 450 millones de pesos anuales del presupuesto del organismo dan al ciudadano un instrumento de rendición de cuentas.