Dresde, Alemania.

Largas ovaciones recibió una obra de teatro adaptada al contexto actual de la ciudad de Dresde, epicentro desde hace más de un año de las protestas semanales del movimiento islamófobo Pegida.

La compañía de teatro estatal de Dresde estrenó hace unos días la obra Graf Öderland, del suizo Max Frisch (1911-1991), la historia de una revuelta social y del anhelo de un redentor, pero llevada a la situación actual de esa urbe.

Muchos espectadores en el Teatro Estatal aplaudieron de pie durante varios minutos la puesta en escena del director Volker Lösch y demostraron su repudio a los autodenominados Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente.

Lösch completó el título de la obra con el lema Somos el pueblo, que corean los islamófobos durante sus marchas y que tomaron de las protestas pacíficas que acabaron con el socialismo real de la República Democrática Alemana.

En el texto intercaló frases que suelen usar los seguidores de Pegida, así como la postura personal de los propios actores. Algunos de ellos se salieron del papel para hablar directamente al público.

La idea surgió tras los acontecimientos en Freital. En un principio queríamos combinar a Frisch con textos de Pegida. Pero después nos dimos cuenta de que nos faltaba por lo menos una dimensión, la de la opinión de los actores y las actrices, explicó Lösch antes de la función.

El director aludió a localidad de Freital, pegada a Dresde, que fue escenario de reiteradas protestas de vecinos y neonazis en las que volaron piedras contra un centro de refugiados.

Le preguntamos a los actores: ¿cómo les llega todo esto y qué podemos hacer en concreto?, contó el director.

Volker Lösch advirtió que la obra no apunta sólo a Dresde y a Pegida. Öderland es nuestra sociedad. El descontento con la vida que no lo deja a uno ser libre como quisiera.