Un mundo para Raúl inaugurará hoy un ciclo que dedica la Cineteca a esa nación
Pese a su fragmentación cultural y lingüística, cada vez es más sólida económicamente: experta
Martes 8 de diciembre de 2015, p. a10
En Suiza se producen de 60 a 70 largometrajes al año y el cine de autor cohabita, como ocurre en todo el mundo, con el de Estados Unidos, que se exhibe en las cadenas de salas esparcidas en el orbe, expresó ayer Annmarie Meier, especialista del séptimo arte de esa nación, en conferencia de prensa en la que se informó sobre el ciclo Joyas del cine suizo, que se desarrollará en la Cineteca Nacional del 8 al 22 de diciembre.
Se podrá ver el mejor cine hecho en Suiza; es decir, 13 largometrajes y un corto coproducido por México, Estados Unidos y esa nación. La muestra se presenta en colaboración con la embajada suiza en México, en el 70 aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Como complemento, la suiza Annemarie Meier dará una charla mañana.
Precisó que la industria cinematográfica suiza, a pesar de su fragmentación cultural y lingüística, se ha fortalecido en el aspecto económico de sus producciones. Desde los directores de su época dorada en los años 70 hasta las generaciones del nuevo milenio, los cineastas de esa nación se han distinguido por retratar las entrañas de su sociedad utilizando recursos limitados e independientes.
El ciclo continuará tres meses después, en marzo de 2016, en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en el que Suiza será el invitado de honor. Se prepara un programa con homenajes a leyendas del cine de ese país, así como encuentros de las industrias cinematográficas de los dos naciones.
Será inaugurado hoy por Mauro Müeller y la proyección de su cortometraje premiado en 2013 con el Sudents Academy Award, Un mundo para Raúl (2012). Se proyectó a los asistentes a la conferencia de prensa de ayer. La jornada de inauguración concluirá con la exhibición de El beso de Tosca (Il bacio di Tosca, de Daniel Schmid, 1984), documental que retrata la vida en un asilo para cantantes de ópera retirados, quienes recrean los papeles que les dieron fama en su juventud.
La producción de documentales en Suiza es uno de los aspectos más fuertes de su industria, promovido por las cadenas de televisión nacional y el auditorio en general. Además del largometraje de Daniel Schmid, la muestra incluirá Diario de Rivesaltes 1941-1942 (Journal de Rivesaltes 1941-1942, de Jacqueline Veuve, 1997), Ni olvido ni perdón (Richard Dindo, 2004), y Camino al tercer milenio (Hirtenreise ins dritte Jahrtausend, Erich Langjahr, 2002).
En el ámbito de la ficción, la muestra incluye La salamandra (La salamandre, 1971), de Alain Tanner, cineasta suizo, quien, después de vivir en París en los años en que la Nouvelle Vague empezaba a conquistar los cines, introdujo en la Suiza francesa un estilo fílmico muy influido por los críticos del Cahiers du cinéma e inauguró prácticamente la nueva ola
del cine esa nación.
Otra obra es La invitación (L’invitation, Claude Goretta, 1973), que también es parte de esa corriente. La película narra la historia de Remy, un oficinista que, después de comprar una bella casa de campo, decide estrenarla con una fiesta a la que invita a sus compañeros de trabajo. El alcohol y el furor de la celebración hacen que los invitados se desinhiban más de la cuenta.
Comedia y drama
Hasta el estreno de Titanic (James Cameron, 1997), Los hacedores de suizos (Die Schweizermacher, 1978) mantuvo el récord de ser la película más taquillera de ese país de Europa central por casi 20 años. La comedia de Rolf Lyssy trata acerca de las numerosas dificultades burocráticas que tienen que enfrentar los extranjeros que quieran naturalizarse suizos. Es todo un trámite, casi imposible, afirmó Annemarie Meier.
Por otra parte y desde una visión más rural, Las pequeñas fugas (Les petites fugues, Yves Yersin, 1979) también explota la vertiente dramática del género de la comedia para relatar una historia de vejez y de retiro.
Aunque en las décadas de los 80 y 90 disminuyó la producción cinematográfica, existieron obras que alcanzaron notoriedad internacional y que están incluidas en este ciclo. El bote está lleno (Das Boot ist voll, Markus Imhoof, 1981) y Fuego en las alturas (Höhenfeuer, Fredi M. Murer, 1985), la cual fue seleccionada en 2014 por los cineastas suizos como la mejor película de todos los tiempos en ese país. También está El viaje de la esperanza (Reise der Hoffnung, Xavier Koller, 1990), ganadora de un Óscar por mejor película en habla no inglesa.
Por último, las generaciones egresadas de las nuevas escuelas de cine, que son las que dominan el cine suizo contemporáneo, estarán representadas con La señorita (Das Fräulein, Andrea Staka, 2006) y Home, ¿dulce hogar? (Ursula Meier, 2008).
En la conferencia también estuvieron Daniel Zulauf, por parte de la embajada de Suiza en México; Mauro Müller, cineasta, y Nelson Carro, director de Difusión y Programación de la Cineteca.