Corredor Chapultepec
Lecturas de la derrota
Boicot de ambiciosos
o sucedido con el llamado corredor Chapultepec debe tener varias lecturas tanto para las autoridades como para los vecinos y, desde luego, para los dueños del dinero, quienes también se suponen los amos del destino de la ciudad.
Pero, sea como sea, aparentemente esta vez todos perdieron, y para las autoridades la lección debe ser tomada en cuenta, porque esas apuestas políticas no se pueden dejar en manos de empresarios de primer cuño que sienten saberlo todo, que creen poder comprarlo todo, porque quienes pierden en realidad son precisamente las autoridades, que se enfrentan al pueblo que gobiernan y terminan derrotadas.
Simón Levy, padre del proyecto, hizo todo lo que en sus manos estuvo para tratar de convencer a unos y otros del beneficio de la obra, pero la empresa constructora, de la que poco se habló, le impuso limitantes y señaló destinos que difícilmente podrían llevar a la culminación del mismo proyecto.
El asunto es que nos parece que nunca ha estado a discusión si la avenida Chapultepec merece o no ser mejorada. Hasta donde sabemos, nadie se opone a eso, pero la desmedida ambición de los empresarios que invertirían en la construcción rompió el saco y destruyó, casi seguramente, toda posibilidad de construir otro tipo de escenarios, como el propuesto para la avenida Chapultepec, en otras calles o avenidas de la ciudad de México.
¿Cómo explicar un negocio de 40 años donde el dueño gana casi nada y los que alquilan el lugar se llevan casi todo durante cuatro décadas? Sí, llovieron los argumentos, el principal, que el gobierno no invertiría ni un centavo en la remodelación de la avenida. Bueno, nada más pondría el espacio, casi dos kilómetros de tierra.
La postura era indefendible, aunque se argumentaban razones bien pensadas, pero para nadie es un secreto que la iniciativa privada nunca trabaja en bien de las mayorías, sino de sus intereses. Para eso, en tal caso, están los gobiernos, que deben asegurar a sus gobernados la seguridad de una mejor vida, no la seguridad de una deuda de por vida.
Pero, más allá eso, fue la comunicación lo que falló al proyecto de Levy, porque fue la empresa la que decidió cómo y cuándo se tendrían que lanzar los mensajes y cuándo se harían los silencios. Simplemente, fracasaron y el proyecto terminó derrotado, porque los vecinos sí estaban enterados de los males que supondría la construcción del corredor.
Y algo más: el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, logrará revertir lo que se mira como muy contrario a su gobierno si respeta el fallo de la gente que, sea como sea, defendió su patrimonio, y más si como expresó Manuel Granados, el gobierno interviene en la reconstrucción de la avenida Chapultepec.
Pero de lo que el mismo Miguel Ángel Mancera debe estar bien enterado es que otro de los factores que hundieron el proyecto fue la intervención de varios sujetos del mismo gobierno a quienes les perjudicaba que Simón Levy lograra su proyecto, y si alguien pregunta si el fuego amigo salió de la Secretaría de Economía del DF, puede que haya atinado. Así que ojo, mucho ojo con los ambiciosos que boicotean hasta al jefe de Gobierno para proteger sus intereses. ¡Aguas!
De pasadita
Es muy probable que hoy se suba a la tribuna de la Cámara de Diputados lo que podría ser el proyecto de constitución política del Distrito Federal. La lucha tiene ya más de dos décadas, pero será a Miguel Ángel Mancera a quien le toque lograrlo. Fueron días, noches, meses, años de discusión que muy probablemente den como resultado una ley principal para la ciudad de México. Un triunfo para los que desde siempre la trabajaron; en primer lugar, Porfirio Muñoz Ledo, y con él los que en la actualidad le dieron un empujón definitivo: el senador Mario Delgado y el ahora secretario de Movilidad, Héctor Serrano. Cosa curiosa, por la actual Secretaría de Gobierno del DF no supieron ni de qué se trataba la cosa.