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¿Hay un cerebro masculino y otro femenino?
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a respuesta a la pregunta que da título a este artículo es no, de acuerdo con el trabajo de la doctora Daphna Joel y sus colaboradores, aparecido el pasado lunes 30 de noviembre en los Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. La investigadora y su equipo observan que en general las diferencias en el cerebro que se han documentado hasta ahora son utilizadas para demostrar que los seres humanos pertenecen a dos categorías distintas: hombres y mujeres más allá de las diferencias en los genitales. No obstante, una investigación muy detallada, basada principalmente en el estudio funcional del cerebro, mediante técnicas de imagen por resonancia magnética, revela que difícilmente los cerebros humanos pueden catalogarse en esas dos clases.

Para Joel y sus colegas llevar la noción de un dimorfismo sexual al cerebro sólo sería posible si se cumplieran algunas condiciones, por ejemplo una diferencia funcional altamente dimorfa, es decir, con muy poco traslape entre las características funcionales encontradas en hombres y en mujeres; y también, que las diferencias fueran internamente consistentes, o sea, que un cerebro tendría sólo características masculinas o femeninas.

En el trabajo titulado Sex beyond the genitalia: The human brain mosaic (El sexo más allá de los genitales: El mosaico del cerebro humano), el grupo interdisciplinario de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, en Israel; el Instituto Max Planck, en Alemania, y la Universidad de Zurich, en Suiza, encuentran que las condiciones anotadas arriba no se cumplen.

Para demostrarlo, los investigadores determinaron tres parámetros: características de la materia blanca, la materia gris y la conectividad cerebral. Obtuvieron datos en Tel Aviv mediante un sistema de imágenes por resonancia magnética, realizando 160 cortes axiales que implican la cobertura de todo el cerebro; y para completar el estudio obtuvieron datos provenientes de ciudades en Estados Unidos, China, Alemania, Canadá, Países Bajos, Finlandia y Australia, mediante el proyecto 1000 Conectomos funcionales (FCP por sus siglas en inglés), iniciativa mundial que cuenta con una base de datos de acceso libre para especialistas en el área de la resonancia magnética funcional.

El volumen de materia gris se evaluó con el protocolo optimizado del método denominado morfometría basada en Vóxel, técnica de análisis en neuroimagen que permite la investigación de diferencias focales en la anatomía del cerebro, usando una aproximación estadística. Adicionalmente, a partir de las imágenes obtenidas, los autores determinaron mediante programas computacionales el espesor y volumen cortical para 68 regiones, así como los volúmenes de 77 regiones de materia blanca. Para el análisis de la conectividad del cerebro se mapearon 116 regiones.

El análisis de la resonancia magnética en mil 400 cerebros reveló un amplio traslape masculino-femenino en las características y distribución de materia blanca, materia gris y conectividad cerebral. Por otra parte, los análisis de consistencia interna muestran que los cerebros que se encuentran de manera constante en los extremos de lo que consideran el continuo masculino-femenino son extremadamente raros.

Los resultados obtenidos muestran que los cerebros se componen más bien de mosaicos que son combinaciones de características masculinas y femeninas. Algunos tipos de estos mosaicos son más comunes en mujeres que hombres; otros más comunes en hombres que en mujeres, y algunos son comunes tanto en hombres como mujeres.

Para corroborar los resultados obtenidos mediante la resonancia magnética funcional, el grupo encabezado por Daphna Joel realizó un examen de los rasgos de personalidad, actitudes, intereses y comportamientos en más de 5 mil 500 individuos, los cuales corroboran sus resultados y muestran que es muy rara la consistencia interna. De este modo concluyen que los cerebros humanos no pertenecen a una de dos categorías distintas: cerebro masculino o cerebro femenino.

Lo anterior es una corroboración, con las técnicas actuales de imagenología por resonancia magnética funcional, de lo que desde tiempos remotos grandes autores en la medicina y la ciencia han puesto en duda: que los seres humanos puedas ser clasificados en dos categorías únicas: mujeres y hombres.