En otro rostro de la grave crisis de derechos humanos que vive el país, pero que con mucha frecuencia es casi invisible para los medios de comunicación y la sociedad en general, están los más de 70 mil migrantes que se estima de manera conservadora han desaparecido en los últimos 10 años en su paso por el territorio nacional.

A esta situación se suma la sistemática violación de los derechos humanos que sufren decenas de miles de indocumentados, principalmente de Centroamérica, que buscan llegar cada año a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida y, otras veces, huyendo también de la violencia en sus países.

En su cuarto día de recorrido por la ciudad de México, los integrantes de la decimoprimera Caravana de Madres Centroamericanas que Buscan a sus Hijos Desaparecidos en su Tránsito por México se reunieron este martes con periodistas, académicos y estudiantes universitarios, encuentro donde se señaló que no hay diferencia entre el bloqueo migratorio que actualmente realizan las naciones europeas y el que lleva a cabo el gobierno mexicano en su frontera sur para impedir el paso a centroamericanos.

Rencuentro con su hermana

En la reunión, realizada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, las 40 madres y padres migrantes compartieron las experiencias que han vivido en un caminar con enorme dolor, pero también con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, que un día salieron de sus comunidades y nunca volvieron a saber de ellos.

Una esperanza que nunca muere. Como la que ayer mismo se dio cuando a la señora Gloria Sáenz, originaria del municipio de Ocotal, en la república de Nicaragua, e integrante de la caravana, le comunicaron vía celular a su hermana Esperanza del Carmen, de quien no sabía nada desde 2007. Actualmente vive en la ciudad de Coatzacoalcos, Veracruz; regresarán juntas a su natal Ocotal.

Rubén Figueroa, coordinador Sur-Sureste del Movimiento del Migrante Mesoamericano (MMM), principal organizador de la caravana, explicó que durante su paso por Coatzacoalcos, hace unos días, los medios locales entrevistaron a doña Gloria y se reprodujo su foto en varios diarios, a los que declaró que la última vez que supo de su hermana Esperanza le dijo que estaba en esa ciudad.

A los días siguientes, Esperanza fue a la parroquia donde se hospedaron los integrantes de la caravana para preguntar por Gloria, quien ya había reiniciado su camino. Por medio del párroco y los miembros de la caravana corroboraron la veracidad de la información y del parentesco. Con este suman más de 200 los encuentros de familiares que se han dado en los 11 años de la caravana.

Para este miércoles, la agenda de la caravana prevé una caminata del Zócalo a La Merced, donde tendrá una reunión con trabajadoras sexuales, en el Centro de Atención de la Brigada Callejera, para posteriormente presentar una serie de denuncias ante la Procuraduría General de la República.