Para Porfirio Muñoz Ledo, la ciudad de México vive una democracia imperfecta y le apuesta a la reforma política del Distrito Federal y a la consecuente constitución local para llegar a un estadio superior, convencido de que le hemos comenzado a hacer justicia a esta capital.

En entrevista con este diario, asegura que una vez que esa reforma sea aprobada en el Senado, en la mayoría de las entidades federativas y sea promulgada, la población en general no podrá sentir sus beneficios hasta 2017.

Califica de avance histórico el punto al cual se está llegando con la reforma política del Distrito Federal, y augura el inicio de un nuevo ciclo histórico en la ciudad, que puede, además, inaugurar la época de un renovado constitucionalismo en el país, detonador de un nuevo federalismo.

–¿Se puede cantar victoria con lo logrado hasta ahora?

–En materia de democracia jamás se canta victoria; siempre se tiene que avanzar porque siempre hay riesgos de retrocesos; esto es una lucha permanente –responde.

Para el comisionado para la reforma política del Distrito Federal, es posible que en la previsible constitución que tenga la ciudad de México se incluyan mecanismos políticos o candados que eviten retrocesos en esta capital, aunque eso depende mucho de los actores políticos y de su independencia, pero sí se pueden poner formas de elección de los órganos autónomos que disminuyen al mínimo la influencia de la partidocracia y de los poderes fácticos.

–En lo que falta para concretar la reforma, ¿avizora riesgos?

–Siempre hay un riesgo en la política, siempre, pero las bases están dadas con la aprobación de la reforma constitucional (de 2014)... eso ya es un inmenso avance, y veo difícil que pueda haber un retroceso en el constituyente (del Distrito Federal) con ese marco constitucional.

–¿Porfirio Muñoz Ledo se siente satisfecho con lo logrado hasta ahora o se pudo haber avanzado más?

–En materia de democracia no se puede estar satisfecho nunca, nunca.

Más adelante, hace manifiesta su esperanza: Confiemos en que los responsables políticos (de concretar la reforma política) tengan la congruencia y la consistencia para hacerlo; estoy cierto de que puede ser el detonado de la nueva Constitución General de la República, puede iniciar el círculo virtuoso en favor de un nuevo constituyente nacional.

Y añade: “Esperamos que se hagan bien las cosas; no hay razón para que se hagan mal y espero un alto sentido del deber con la ciudad –no con los partidos– y con la democracia de quienes van a integrar la asamblea constituyente”.