Cultura
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Vox Libris
Búsqueda de la inmortalidad
Periódico La Jornada
Domingo 13 de diciembre de 2015, p. a16

Hace casi 5 mil años, un hombre llamado Gilgamesh gobernó la ciudad de Uruk.

De pronto, éste se convirtió en leyenda y en protagonista de la primera epopeya de la historia, un dramático relato sobre la búsqueda de la inmortalidad.

Aquel que todo lo ha visto, que ha experimentado todas las emociones, del júbilo a la desesperación, ha recibido la merced de ver dentro del gran misterio, de los lugares secretos, de los días primeros antes del Diluvio. Ha viajado a los confines del mundo y ha regresado, exhausto pero entero. Ha grabado sus hazañas en estelas de piedra, ha vuelto a erigir el sagrado templo de Eanna y las gruesas murallas de Uruk, ciudad con la que ninguna otra puede compararse.

El poema de Gilgamesh es una narración de la Mesopotamia de origen sumerio, considerada la más antigua de la historia. Para su fabricación, fueron empleadas tablillas de arcilla y la escritura cuneiforme, mismas que favorecieron su preservación.

En primera instancia, los ciudadanos de Uruk viéndose oprimidos, piden ayuda a los dioses, quienes envían a Enkidu para que luche contra Gilgamesh. Aunque la pelea está en igualdad de condiciones no hay un claro vencedor y ambos terminan siendo amigos.

El poema consta de 12 tablillas, distribuidas en la obra en dos mitades. En la primera, la figura de Gilgamesh refleja una personalidad que sólo anhela realizar gestas gloriosas para perpetuar entre sus súbditos un recuerdo inmarcesible.

La segunda mitad revela el profundo sentimiento de angustia y desazón que el héroe experimenta cuando Enkidu, su amigo y compañero de aventuras, muere ante sus ojos como una víctima propiciatoria de los dioses. El dolor es tal que Gilgamesh no encuentra consuelo; entonces, empieza a ser consciente de que también él correrá la misma suerte.

Como toda historia, siempre hay una enseñanza o moraleja que atender. En esta ocasión, la mitología invita a reflexionar sobre la vida diaria. Gilgamesh, el héroe que emprende un largo camino, aprenderá sobre el verdadero sentido de su existir que no sólo incluye la excesiva búsqueda de la inmortalidad (don exclusivo de los dioses) sino a cohabitar con otros seres humanos con quienes puede lidiar y a su vez complementarse, sin dejarse llevar por el temor y la angustia que le produce la idea de su propia muerte.

Título: El poema de Gilgamesh

Edición de Rafael

Jiménez Zamudio

Editorial: Cátedra

Letras Universales

Número de páginas: 383

Cómo familiarizarse con la política

Freddy, el cerdito de corazón tierno trabaja en el Primer Banco Animal, aunque con anterioridad ha tenido muchas otras ocupaciones: explorador, poeta, mago, piloto y detective.

Ahora, el cochinito quiere ayudar a la señora Wiggins una vaca a ser elegida presidenta de la Primera República Animal.

El personaje de Freddy fue creado en los años 20 del siglo pasado por el autor estadunidense Walter R. Brooks (1886-1958), quien se dedicó durante años a escribir textos que ilustraban algunas de esas aventuras.

En 1927 los relatos protagonizados por los habitantes de la granja Bean ya reflejaban de alguna manera la visión de una serie de acontecimientos que estaban por venir, como la guerra, el fascismo y el capitalismo.

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El autor describe unos animales tan republicanos y demócratas que jamás fueron desanimados e incluso en la actualidad reflejan una divertida analogía entre la política y un terreno rural que incluye diversas estructuras o jerarquías dedicadas principalmente a la producción.

La saga protagonizada por Freddy y moldeada con base en la fábula puede convertirse en un divertido manual para que incluso los niños o las personas poco familiarizadas con la política aprendan los conceptos más esenciales que la engloban.

Título: Freddy el político

Autor: Walter R. Brooks

Ilustraciones: Kurt Wiese

Editorial: Turner

Número de páginas: 253

Abanderado de la literatura al alcance de todos

Uno de los grandes regalos de la vida es haber tenido un buen profesor de literatura. Uno de los que nos enseñan a disfrutar de los libros y a identificarnos con sus protagonistas, que nos quitan el miedo a los clásicos o nos animan a leerlos en cómic, pero que hacen hincapié que aunado a la reflexión y el conocimiento de cada lectura el gran mensaje revolucionario es que cada uno puede leer lo que quiera.

El estadunidense Thomas C. Foster, profesor de escritura creativa y análisis literario en la Universidad de Michigan-Flint, es un verdadero creador de lectores, abanderado de la literatura no como refugio para exquisitos sino como disfrute compartido y al alcance de todos.

Con este libro, publicado en inglés hace más de una década, consigue mostrar lo fácil y gratificante que es leer como un profesor: ver que, en los libros, todo camino es una misión, toda comida un vínculo, y alguien que se cae al río casi siempre es alguien que renace.

En un tono ameno, desinhibido y hasta humorístico, se abordan temas como el protagonismo de la violencia, eficaz generadora del conflicto argumental; el sentido simbólico –desde la Odisea– del viaje como recorrido por una trayectoria vital; la traslación interdisciplinar de modelos y referentes, como cuando en el contexto sicoanalítico se alude al complejo de Edipo, personaje procedente de la tragedia griega clásica; la importancia estética del paisaje, una geografía física que acostumbra a derivar, como las estaciones del año o el clima ambiental, en una topografía moral; o la trascendencia narratológica de la enfermedad en la construcción del personaje literario.

A estas y otras cuestiones se aplica el concepto del lector docente, que se basa en la memoria, con la que comparamos entre lecturas acumuladas; el símbolo, que sirve para trascendentalizar lo evidente; y la estructura, que aporta una visión unitaria de la obra literaria.

Título: Leer como un profesor

Autor: Thomas C. Foster

Traducción: Martín Schifino

Editorial: Turner Noema

Número de páginas: 317

Texto: Daniel López Aguilar

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