Signos de despertar
a nación todos los días da señales de abandonar inercias y mostrarse inconforme. Contradice a los pesimistas y exaspera a líderes del sistema. La participación crece y toma formas originales y múltiples. La destitución de Arturo Escobar, el operador verde, es una decisión política de alto nivel, pero miles de ciudadanos se organizaron para exigirla, como antes la cancelación del registro de su partido. El gobierno podrá apostar a ignorar la crisis de derechos humanos, pero grupos civiles y académicos vinculados con organizaciones extranjeras mantienen una presión eficaz, no se olvidan Ayotzinapa y Tlatlaya y decenas de miles de ejecutados y desaparecidos. Las denuncias populares sirvieron para que Juan Méndez, relator de la ONU, pudiera dictaminar que la tortura es práctica generalizada en México. Está claro que el gobierno ya no recibe el apoyo mayoritario de la población. Y el regreso del PRI irrita cada vez más y produce múltiples protestas e impugnaciones.
Los capitalinos participaron en una consulta inédita con un rotundo ¡no! al Corredor Chapultepec. Los poderes que apoyaban el proyecto tuvieron que someterse. No se puede seguir engañando a la gente: sólo 12 por ciento cree que nuestra democracia es verdadera, apenas 20 por ciento confía en los partidos políticos, 15 por ciento en los diputados, la mitad de los jóvenes no se identifica con ningún partido, más de la mitad de los mexicanos cree que los políticos no se preocupa por ellos. La reforma política del DF completó una etapa más. Hace 23 años la exigencia de un gobierno propio se expresó en un plebiscito; hoy, a pesar del desfiguro de un constituyente por elección indirecta se han abierto las puertas a la constitución capitalina, tarea pendiente desde 1824. Vean ustedes; las maniobras del gobierno para manipular la opinión pública son cada vez más fallidas; un espot que criticaba la inconformidad de la gente tuvo que sacarse del aire en 24 horas. La ley Fayad, para poner freno a la politización de las redes sociales, fue desechada.
Podríamos multiplicar los ejemplos. Los invito a que ustedes mismos con la simple lectura de los diarios encuentren los síntomas de un cambio profundo en la cultura política. Este despertar múltiple significa que estamos empezando a vivir una ciudadanía política plena. Sin embargo, si estos esfuerzos no se articulan, podrán ser espectaculares, pero terminarán en un fracaso, como la primavera árabe; tendrán que condensarse en un frente político capaz de convertir a toda esta energía en una estructura, que de modo pacífico y legal gane el poder.
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