La CNT estrenará a mediados del próximo enero el primer montaje de una trilogía
La primera obra entreteje las tramas de Los albañiles, Pueblo rechazado y El juicio: el jurado de León Toral y la madre Conchita
Más que escenificarlas, se trata de una versión libérrima
para descubrir los vasos comunicantes de las tres piezas, adelanta Luis de Tavira, director de la compañía
Martes 15 de diciembre de 2015, p. 4
Como un homenaje y para celebrar la obra del reconocido dramaturgo Vicente Leñero (1933-2014), la Compañía Nacional de Teatro (CNT) estrenará a mediados del próximo enero un montaje en el que se entretejen las tramas de las obras Los albañiles, Pueblo rechazado y El juicio: el jurado de León Toral y la madre Conchita.
Esa puesta en escena es la primera parte de una trilogía, de lo que la CNT articula como Proyecto Leñero.
Se trata de una versión libre de esas tres notables obras, las cuales de cierta manera se han sintetizado para compaginarse durante el montaje, trabajo dramatúrgico realizado por los creadores escénicos Estela Leñero, José Ramón Enríquez y Luis de Tavira.
Originalmente, Los albañiles es una novela que Vicente Leñero escribió en 1963, cuya trama policiaca describe la situación social y familiar de los obreros de la construcción y los métodos del sistema judicial mexicano.
Escrita como obra de teatro en 1970, la historia gira en torno al brutal asesinato de don Jesús, velador de una obra en construcción, cuya personalidad implica también cierta maldad y perversidad. Debido a ese crimen, los trabajadores son interrogados, golpeados y torturados por los agentes judiciales. Durante los interrogatorios sale a la luz que cada uno de los sospechosos, incluso el ingeniero de la obra, podría tener un motivo para haber cometido el crimen.
Inspirado en un caso real, su primera obra, Pueblo rechazado, fue escrita en 1969. La obra teatral original se basó en el caso del padre Gregorio Lemercier, quien renunció a los hábitos por decisión del Vaticano, porque había sido condenado por aplicar el sicoanálisis a la vocación sacerdotal.
Lemercier, con el cobijo del obispo Sergio Méndez Arceo, había instalado en Cuernavaca un monasterio en el que los religiosos tenían oportunidad de acceder al sicoanálisis. Enjuiciado por el Santo Oficio –la versión moderna de la Santa Inquisición–, Lemercier fue condenado y tuvo que renunciar al sacerdocio.
El juicio..., 1972, es una obra con la que Leñero inicia sus trabajos de teatro documental y en la que amalgama los juicios a José de León Toral, acusado de la autoría material del asesinato del general Álvaro Obregón, y a Concepción Acevedo de la Llata, la Madre Conchita, de ser la autora intelectual. Se trata de una historia que refleja las tensiones y enfrentamientos entre el Estado y el movimiento cristero.
Más que una puesta en escena de las obras de Leñero, se intenta una aproximación a su dramaturgia, como una manera de rendirle homenaje, explica De Tavira, director artístico de la CNT.
El montaje que será estrenado en enero, adelanta el creador escénico, es una primera parte, en el que se entretejen las visiones del mundo que Leñero plantea en esas sus primeras obras.
“Obviamente es una versión libérrima de las obras de Leñero, la cual intenta descubrir y articular los vasos comunicantes que hay entre éstas, toda vez que pertenecen a una misma preocupación, en la que aparecen constantes muy claras.
Entre ellas se pueden señalar: la acción de buscar o la equivocación en la búsqueda de Dios; los procesos o métodos para encontrar la verdad, en este caso sobre la indagación de un crimen, o un juicio del Santo Oficio a una propuesta de un prior audaz, que implica el sicoanálisis como la indagación del sujeto, o la imposición de lo que hoy se ha llamado la verdad histórica en torno al asesinato de un personaje fundamental de la Revolución Mexicana.
La propuesta estética-escenográfica, continúa De Tavira, implica uno de los elementos más valiosos en la dramaturgia de Leñero: la simultaneidad escénica o juegos temporales que hablan de una estructura cinematográfica. La escenografía es una estructura que va rotando de acuerdo con el desarrollo de la trama.
Con el montaje de las obras de Leñero se espera que el efecto en el espectador sea el de acercarse a la lectura de esa enorme y poderosa dramaturgia, señala el director.
El país donde nadie sabe nada
“Inicialmente –prosigue De Tavira– se trabajó en equipo, integrado por Estela Leñero, José Ramón Enríquez y yo. Estela presentó un espectro muy exhaustivo de la obra de Leñero y lo que hice al final fue concentrarme en un horizonte más breve y concreto de esas tres obras.
“Se hizo una síntesis de recorrido de peripecia; por ejemplo, en Los albañiles mataron a don Jesús, entonces la cuestión es quién fue. Vemos que detrás de toda hipótesis hay una tragedia. Nos quisimos asomar a la tragedia que hay detrás.
“En el caso de Pueblo rechazado nos concentramos en el conflicto con la autoridad y la estructura de la Iglesia. Y en El juicio..., en las hipótesis de que Obregón fue asesinado con distintas armas, pues con ello se refrenda lo que Vicente Leñero proponía y concluía: México es el país en el que nadie sabe nada, situación que hasta nuestros días seguimos viviendo”, expresa De Tavira.
La segunda parte del Proyecto Leñero integrará dos obras con la posibilidad de articular una tercera. En este caso sería la visión de los bajos fondos en la dramaturgia del autor.
Ese montaje integrará la adaptación teatral del libro Los hijos de Sánchez, de Oscar Lewis; la obra Jesucristo Gómez y probablemente se incluya algún episodio de Los perdedores.
Una tercera etapa sería el montaje de Nadie sabe nada, que de acuerdo con De Tavira es la obra más vigente de todas, ya que aborda la persecución y asesinatos de periodistas y la imposibilidad de los mexicanos de acceder a la verdad
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