los sauditas les encantan las coaliciones. La monarquía sunita tuvo de su lado a estadunidenses, británicos, franceses y a otros importadores de petróleo diversos cuando se expulsó de Kuwait a las legiones de Saddam Hussein, en 1991. A principios de este año, el ejército saudita, por órdenes del más joven ministro de Defensa del mundo y del ambicioso primer ministro adjunto, Mohamed bin Salman al Saud, golpeó a los enemigos del reino
, es decir, a los chiítas hutíes de Yemen, en una nueva coalición. Esta incluyó no sólo los aviones saudiárabes, sino también jets de Qatar, Emiratos, Kuwait, Bahrein, Egipto, Jordania, Marruecos y Sudán.
Pero ahora, con todo el drama de una nueva franquicia fílmica de Hollywood, los sauditas han anunciado una cinta épica militar multinacional contra la enfermedad
del terror islámico
, estelarizada por más musulmanes y más estados próximamente islámicos de los que jamás se han unido desde tiempos del profeta.
Una vez más, como ocurrió en la aventura de Yemen (ya plagada de catástrofes humanitarias e increíbles testimonios de matanzas de civiles en bombardeos sauditas), el príncipe Mohamed, de 31 años, encabeza a su país.
Con toda seriedad, el monarca anunció que la batalla de la más reciente coalición
(que incluye a países tan míticos como Palestina, tan corruptos como Afganistán y tan impotentes como Líbano, con el quebrado Chad y República Islámica de Comoras por ahí revueltos, por si acaso) requerirá un gran esfuerzo para combatir
.
Pocos notaron, sin embargo, la curiosa ausencia de Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo, en la coalición de 34 naciones. Esto es muy extraño, ya que desde los atentados con bomba en Bali, en 2002, en que murieron 202 personas, en su mayoría civiles extranjeros, Indonesia libra su propia guerra contra Al Qaeda.
Claro, Indonesia, con su población de más de 200 millones de sunitas, tendría interés en unirse a otros sunitas musulmanes en esta coalición
sin precedente. ¿Será que con 30 jóvenes indonesias condenadas a muerte en juicios grotescamente injustos y esperando a ser ejecutadas el país quiere poner fin a su propia injusticia antes que comprometer su ejército con el reino?
Pakistán es una inclusión interesante porque la última vez que le pidieron combatir por los sauditas, en la desastrosa guerra civil de Yemen, el parlamento de Islamabad rechazó la petición de Arabia Saudita después de que el reino insistió en que sólo se permitiría participar en las acciones a soldados sunitas musulmanes del ejército paquistaní.
En general, la bastante concurrida coalición
está compuesta de países que sufren el yugo de una masiva deuda internacional y por siempre están en riesgo del colapso económico. Las verdaderas cifras de esta extraordinaria fuerza militar no son cuántos países participarán, sino cuántos millones, o miles de millones, planea pagarles Arabia Saudita por su fraternal ayuda militar.
Surge la pregunta evidente: ¿cuál cepa de la enfermedad del terror
pretende destruir el joven príncipe Mohamed? ¿Acaso la versión del Isis, fundada espiritualmente en las mismas doctrinas puristas sunitas wahabistas con que se gobierna al Estado saudita? ¿La versión de Al Nusra, que está unida al mismo Qatar que ahora es parte de esta extraña coalición
? ¿Los hutíes chiítas de Yemen, que son considerados terroristas
pro iraníes por el presidente yemení, a quien los sauditas apoyan? ¿Y qué clase de relación se imaginan los sauditas con los iraníes que están luchando tanto en Irak como en Siria contra el mismo terror
del Isis, que nuestro príncipe saudita favorito identifica como parte de la enfermedad
?
Huelga decir que ni los chiítas iraníes ni los chiítas iraquíes forman parte del nuevo ejército musulmán internacional.
Así que ya sabemos que existe una coalición
, pero ¿a quién combatirá? ¿Cuánto le van a pagar? ¿Y por qué es sunita musulmana y no simplemente una coalición
musulmana?
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca