La desigualdad en México es una carga enorme y brutal, generadora de disparidades que en la época actual no puede continuar propiciando esos contrastes; no somos una sociedad justa, no somos una sociedad que facilite la convivencia armónica, y así no puedes esperar que la gente que carece casi de todo ande llena de ánimo, de energía y de optimismo.

Enrique Jackson Ramírez, vicecoordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, reconoce que al Congreso le ha faltado capacidad para informar a la sociedad sobre los logros del Poder Legislativo. No hemos conseguido decir para qué te sirve, por qué es que se aprueba, por qué tiene que ver contigo. Todas las leyes tienen que ver con la gente, no hay manera de disociarlas.

El político sinaloense refirió en entrevista que en el Congreso de la Unión persiste una disposición colectiva al diálogo, al entendimiento, a procesar las diferencias, a buscar hasta donde se pueda los acuerdos, para lograr el mayor respaldo a lo que se está discutiendo y, sobre todo, a lo que se está aprobando.

–Un hecho es que el Congreso aprueba cada año más recursos para el gasto del gobierno y cada año se incrementa la insatisfacción social –se le dijo.

–Sí ha habido muchos años en los que se disparó el gasto corriente de los presupuestos federales y estatales, y esa es una manera de reducir la capacidad de respuesta a los programas y las políticas públicas. Los gobiernos no crean empleos, crean condiciones favorables para que surjan empresas, negocios; inversiones para que se forme y capacite mejor la gente. Yo creo que hemos recogido mucho ese rumbo de que el gobierno sea el promotor.

Hace mucho tiempo que en los primeros tres años de un gobierno de la República no se creaban tantos empleos, como en los primeros tres años del presidente (Enrique) Peña. No es para exagerar y festejar, porque es insuficiente todavía, por supuesto. El crecimiento se queda corto, la generación de empleos se queda corta, la incertidumbre jurídica... Y el estado de derecho está muy frágil, permanecen muchos huecos, está muy cuestionado. Eso genera sin duda incertidumbres y demora la buena marcha del país, propicia la corrupción, que son lastres que venimos arrastrando.

El legislador reconoce como válido todo lo que se señala y cuestiona. El rezago, lo que está mal hecho y la falta de resultados en muchas situaciones. Se debe corregir donde hay rezagos y donde hay insatisfacción social. Es un tema que debe ser de preocupación permanente; nuestra vida cotidiana es la irritación, la inconformidad y el desacuerdo social. El conflicto social que está latente ahí, en esa parte, no hay manera de dejarla pasar y estar ajeno a ella.

Ahora, se le recordó, las cifras de pobreza son dramáticas y se incrementan con el tiempo. Es prolongar las franjas y los segmentos sociales que hoy tenemos, y eso no resiste, eso no puede durar: va a explotar. Yo creo que parte del análisis debe ser tener claro que estamos partiendo de rezagos acumulados por décadas. De repente nos rebasó el crecimiento de la población, se olvida que somos 120 millones de personas. Ayudan el optimismo y las ganas de ser, las ganas de lograr, sí, pero también debe ser muy difícil tantas dificultades, tantas adversidades, tantas limitaciones, tantas carencias, tanta falta de oportunidades, disparidad en las ofertas y los servicios, desde la calidad del agua, el transporte, la educación. Son las diferencias las que marcan un reto enorme en el país.