En dos décadas, la producción de las 28 pesquerías más importantes del país caerá a la mitad, la cantidad de peces se reducirá en 38 por ciento y la actividad –al que se dedican directa e indirectamente 2.3 millones de personas– perderá casi la totalidad de sus ganancias si no se impulsa un cambio en la política del sector y se profundiza el combate a la captura ilegal, se advierte en el estudio Pesca y economía del océano, sustentabilidad y rentabilidad a nuestro alcance, realizado por Environmental Defense Fund de México (EDF).

Expone que la visión que se centra en pescar más, en lugar de agregar valor, ha restado competitividad a la actividad, la cual se realiza en 3 millones 149 mil 920 kilómetros cuadrados.

La productividad está estancada y más de 80 por ciento de los recursos están sobrexplotados o en sus niveles de máxima capacidad; el valor de la producción es de 24 mil millones de pesos anuales, y la pesca de captura sólo representa 0.8 por ciento del PIB nacional.

El estudio, en el que participaron investigadores de la Universidad de California, en Santa Bárbara, también advierte que la pesca ilegal está minando la actividad; se estima que por cada 10 kilogramos registrados legalmente, existen otros seis que se obtienen de manera indebida.

Para evitar el deterioro de la actividad, propone cambios a la legislación pesquera y un manejo compartido por cuotas o implantación de derechos territoriales de pesca y que se complementen con zonas de refugio pesquero.

Si adopta dicho método, el país podrá aumentar sus ingresos provenientes del sector en más de 211 millones de dólares anuales, asegurar una producción sostenida con 24 por ciento más de capturas y 70 por ciento más peces en el mar, además convertirá en uno de los 10 principales productores del mundo.

De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) la captura en mares mexicanos es de 1.2 a 1.5 millones de toneladas; Sinaloa, Sonora y Baja California son las más importantes, ya que aportan casi 70 por ciento del volumen nacional en peso vivo. La región del noroeste presenta la mayor vocación pesquera y es líder en la producción de sardina, atún y camarón.

Sin embargo, asienta el EDF, el valor agregado de la pesca es menor en 80 por ciento comparado con el promedio global. En el mundo se obtienen tres dólares en promedio de valor agregado por cada dólar que se extrae de la pesca, en el país es de sólo 60 centavos.

El EDF afirma que el modelo de pesca basada en derechos –cuyo objetivo es buscar el equilibrio entre generar mayores beneficios económicos para los pescadores y conservar a las especies y ecosistemas marinos– ha funcionado en Estados Unidos, donde se triplicó la población de huachinango rojo desde 2008 y dejó de ser una pesquería sobrexplotada; en Perú el precio de la anchoveta aumentó 37 por ciento; en España, las ganancias por la pesquería del sonso se duplicó en tres años.