Excremento de pájaros cubre Roma
n diciembre, el sol brilla casi a diario en el cielo de la Ciudad Eterna, sin embargo, los romanos abren sus paraguas todos los días para cubrirse del excremento de pájaros que cae desde las alturas, sobre todo a lo largo del río Tíber.
Millones de aves, en su mayoría estorninos, se apoderaron de Roma desde finales del otoño. En el cielo sorprenden con sus increíbles formaciones en vuelo, pero luego se posan sobre los árboles para evacuar.
El resultado son desagradables manchas en abrigos o un repugnante impacto en la cabeza de transeúntes. Los autos estacionados por demasiado tiempo quedan manchados hasta volverse irreconocibles.
Desde hace tiempo es imposible sentarse en los bancos sucios de las plazas, mientras en los parques y en los caminos en las orillas se percibe el hedor del guano. En algunos barrios, los característicos balcones se convierten en áreas intransitables. Más de un romano pensará entonces en la película de Alfred Hitchcock Los pájaros, aunque hasta ahora no se haya registrado ningún ataque de aves a personas. Los agricultores de Roma y alrededores se quejan de daños a sus campos, mientras en la ciudad las masas de excrementos se convierten en un obstáculo para el tránsito.
El presidente de la asociación agrícola Coldiretti de la provincia de Lazio y Roma, David Granieri, acusó a las autoridades de haber reaccionado tarde ante la plaga.
Ahora empleados estatales procuran espantar a los pájaros con megáfonos que imitan los sonidos de aves de rapiña.
Muchos habitantes se quejan de que los árboles a lo largo del Tíber no son podados desde hace tiempo y le ofrecen a los pájaros un hábitat ideal.
Dpa