Escoltada por sus bailarines-guerreros, la Reina del Pop se enseñorea en el escenario
Ataviada con huipiles y envuelta en flores, tequila y calaveras, repasa más de 4 décadas de éxitos
Jueves 7 de enero de 2016, p. 39
Con un espectáculo iridiscente, un despliegue de alta tecnología reforzado con vistosas coreografías y escenas lúbricas/lúdicas, la cantante Madonna ofreció un incuestionable e inolvidable concierto en el inicio de su Rebel Heart Tour por América Latina en el Palacio de los Deportes, en el que repasó sus temas anclados en la sique colectiva, aunque puestos al día, y algunas de sus rolitas nuevas contenidas en su más reciente disco, que da título a su gira.
Como telonero estuvo el diyéi canadiense Lunice, quien por más empeño que le imprimió al manejo de las tornamesas sólo animó intermitentemente en los 50 minutos que duró su actuación, logrando la mayor ovación cuando interpeló al público para preguntar: ¿Están listos para Madonna?
Luego de varios intentos del público por organizar la ola y lanzar gritos de ¡Madonna, Madonna!
, a las 22:15 la manta que cubría el escenario con la imagen de la Reina del Pop cayó y dio paso al reinado musical del Rebel Heart Tour en el Palacio de los Deportes. La reina descendió de una caja para ser depositada en el escenario, donde una brigada de bailarines/guerreros dorados la escoltó por el escenario con sus lanzas/cruces y la resguardó por la pasarela en forma de flecha de Cupido, que en lugar de cuchilla terminaba en corazón. Ella agradeció: Hola, México, qué bueno que están conmigo
.
Después, con la misma luminosidad, la reina tomó la guitarra y se posó en medio de la pasarela para rifarse con Burning up, y en efecto volvió loquitos a los 16 mil 160 fanáticos reunidos la noche del miércoles.
El reinado de Madonna incluyó, además de innumerables cambios de vestuario, una desaparición del escenario, donde fue devorada por entre el piso para reaparecer en las pantallas que la mostraron en el firmamento, envuelta entre polvo cósmico y nebulosas que cambiaban de forma al son que Madonna cantaba.
Ya más mundana, regresó para hacer una invitación a su taller de hojalatería
y mostró las cosas que encontrarían en él: los torsos atléticos de algunos de sus bailarines, por supuesto, con dedicatoria para las asistentes femeninas y gays.
Hola, México, qué bueno que están conmigo, agradeció Madonna en un escenario multicolor, en el que dedicó una canción a Frida KahloFoto Fernando Aceves
Entre el público de las primeras filas apareció una playera con la imagen de Frida Kahlo.Ante la provocación, la cantante mencionó: Claro, si Frida estuviera aquí, seguramente también le gustaría venir a nuestro taller de hojalatería
.
En la lista de canciones que abarcan ya cuatro décadas figuró el clásico Like a virgin, en la cual surcó la pasarela y se sintió tan caliente
que se despojó del saco, lo que elevó varios grados la temperatura, ya bastante alta.
Después de un par de canciones, la reina regresó para cortar rabo y oreja, ataviada con un traje de luces y con bailarines astados, simulando una corrida de toros. Ella comenzó a cantar Living for love, y siguiendo con el mismo discurso, pero ahora simulando un tablao, se discutió con La isla Bonita.
Y desapareció del escenario de nueva cuenta, para reaparecer envuelta en flores, huipiles, tequila y calaveras, y hacer un carnaval sobre la pasarela donde se dio el lujo de hilvanar varios de sus temas en un popurrí.
Después, interactuando con el público, refirió: “Esta es la parte que más me gusta del show; tengo una gran influencia de cultura mexicana, es correcto”. Además puso a contar en español hasta tres, y después dijo en inglé: agarren esto, hijos de puta
, al momento que simuló nalguear a una de sus coristas.
Después, con guitarra en mano y sentada en un banco, dijo: Esta es para Frida
, y soltó Who’s that girl. El ambiente se tornó amarillo pálido y luego azul tenue.
Haciendo un acto de contrición con sus fanáticos, Madonna les dijo al borde del llanto: He teñido momentos difíciles en mi vida; ahora mismo estoy atravesando por uno, pero ustedes son los que me hacen seguir
. El público aplaudió a lo alto. Ella soltó Rebel Heart.
Al final, los 16 mil 160 súbditos de la Reina del Pop sucumbieron ante sus imponentes e irrebatibles argumentos musicales, pero en el ambiente se sentía ese dejo de inconformidad de que, por más que se escuche con Madonna, nunca será suficiente.