Acapulco, Gro.

Desde hace más de dos años unos 500 pobladores de la comunidad Venta Vieja –asentada al pie de la presa La Venta– esperan de que el gobierno federal cumpla la promesa de entregar unas 116 viviendas a quienes las perdieron a causa de la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid.

Los afectados señalan que ambos fenómenos los dejaron en la pobreza, sin trabajo ni cosechas. La mayoría viven con familiares.

Recuerdan que entre el 14 y el 15 de septiembre de 2013 ambos ciclones desbordaron el río Papagayo y destruyeron cuatro compuertas del embalse, así como más de un centenar de viviendas.

Hace unos días cerca de 40 mujeres de Venta Vieja acudieron a dar sus datos a la Comisión para la Regulación de la Tenencia de la Tierra. La orden del gobierno es que las casas queden escrituradas a nombre de las esposas, explicó el delegado de Venta Vieja, Jesús Zapata Bardomiano.

En un recorrido se observó a ocho niños tomar clases en mesas de plástico y bajo un techo de lámina. En lo que queda de la escuela primaria Adolfo López Mateos sólo hay dos maestros, pues el nuevo plantel está inconcluso.

Sólo 20 casas cuentan con energía eléctrica. Ya queremos las nuestras (construidas por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano). Tuvimos pérdida total. Vivimos con hijos, nietos y nueras, expresa Ángela Vinalay Gallegos, de 69 años.

Las mujeres también se quejaron de que las nuevas casas carecen de baños y algunas de agua. Las autoridades dijeron que entregarían las viviendas este mes.

Nunca hubo apoyo para Venta Vieja. El río se llevó nuestras cosas. Antes sembrábamos limón; ahora no tenemos ropa ni zapatos. Muchos hemos tenido que pagar renta en Tierra Colorada. Ya estamos viejitos y no tenemos trabajo, se queja Lucía Peralta Mendoza, otras de las afectadas.

El gobernador Héctor Astudillo Flores asegura que ha habido avances en la reconstrucción, pero falta terminar puentes, carreteras y sistemas de agua.