a Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) informó ayer que los trabajadores de nuestro país ahorraron el año pasado 7 mil 300 millones de pesos para su retiro de manera voluntaria, esto es, independientemente de los descuentos obligatorios ligados a su salario. La cifra representa el monto más alto de ahorro voluntario en 18 años, desde la creación del Sistema de Ahorro para el Retiro. Al día de hoy, los recursos acumulados para las pensiones de los mexicanos ascienden a 2 billones 550 mil 896 millones de pesos.
Es particularmente significativo que esas cifras récord en el ahorro para el retiro se hayan logrado a pesar de las condiciones económicas adversas que prevalecieron durante el año pasado –y que se mantienen en el actual–, pues puede interpretarse como indicador del sacrificio realizado por los asalariados por ahorrar un poco más de lo que se descuenta de sus ingresos. Por lo demás, esos datos coexisten con un entorno en el que, de acuerdo con la propia Consar, seis de cada 10 integrantes de la población económicamente activa no cuentan con ahorros para su retiro, cifra que resulta alarmante por cuanto prefigura un futuro de presiones económicas y carencias para la mayoría de la población.
En las casi dos décadas transcurridas desde la imposición del actual sistema de jubilaciones, basado en cuentas de retiro individualizadas bajo la administración de empresas financieras privadas –las administradoras de fondos para el retiro (Afores)–, se ha hecho patente que los principales beneficiados por ese viraje han sido estas últimas: el sistema individualizado ha representado una enorme oportunidad de negocio y las ha convertido en concentradoras de una gran cantidad de recursos económicos que son empleados para préstamos al sector público y privado, con el respectivo cobro de intereses.
Los trabajadores, por su parte, han tenido que padecer afectaciones a sus ahorros (eufemísticamente llamadas minusvalías
) a consecuencia de la inversión de los mismos en mercados bursátiles, así como cobros injustificablemente altos por concepto de comisiones de las administradoras.
A nivel macroeconómico, los ahorros de los trabajadores han adquirido pese a todo una relevancia notable, y el ahorro logrado en el año pasado por ellos demuestra como una falacia la supuesta falta de cultura financiera a partir de la cual las mentalidades tecnocráticas suelen explicar los desequilibrios económicos y financieros del país. Es deseable y necesario que el gobierno mexicano –que ha renunciado a su compromiso de administrar los ahorros de los trabajadores– adopte medidas para garantizar el correcto manejo y la administración prudente de los fondos de ahorro para el retiro, mediante instrumentos de inversión seguros y garantizados que sirvan, al mismo tiempo, como impulso para la reactivación de la economía nacional.