Mexicali, BC.

El arte transforma, sobre todo en esta época, en la que tenemos un México tan herido, dijo el compositor Arturo Márquez, quien se encuentran en esta ciudad para dirigir el concierto inaugural de la sala Auka, de la Escuela de Música del Instituto de Cultura de Baja California.

El quehacer del artista debe ser totalmente libre; el arte nos hace más sensibles, se puede expresar y se puede seguir viviendo, comentó.

Con Danzón 2, el maestro Márquez dirigirá a 290 músicos adolescentes que integran las orquestas sinfónicas y los coros RED Río Nuevo y Centinela, con un programa que incluye además sus obras Conga del fuego nuevo, Flor del río y Alas.

Sobre este programa de orquestas sinfónicas para niños y adolescentes, dijo que se ve de inmediato cómo el arte transforma la vida de niños y de jóvenes desde que empiezan, porque los vuelve más sensibles y se pueden expresar, sobre todo en una época en la que tenemos un México tan herido.

Márquez advirtió que este programa es esencial para restaurar el tejido social.

En entrevista comentó que es muy curioso que hay artistas revolucionarios que viven de manera convencional y otros convencionales que viven de manera revolucionaria: Somos muchísimos a los que nos inquieta lo relacionado con nuestra sociedad, con la comunidad, con la política, con los cambios actuales. Reconoció que hay creadores que trabajan sobre canales diferentes, lo cual, dijo, es muy válido, ya que el mundo de la creatividad es muy complejo. Es una cuestión muy personal que va encontrando su causa, expresó.

La música siempre ha transformado sociedades; aparentemente el artista está sumergido en su mundo, pero no es cierto. Si abrimos los sentidos, nos daremos cuenta que que forman ciento por ciento parte de la sociedad.

En una entrevista con motivo de las dos décadas del estreno de Danzón 2, el compositor dijo que esta obra tiene que ver con la justicia; que cuando la escribió tenía esperanzas por el renacimiento de la música popular, pero también por lo que ocurría en México: el levantamiento de la voz indígena en Chiapas, por conducto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. El 5 de marzo de 1994 se interpretó por vez primera con la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México.