El sello Alfaguara publica Evangelia, la novela más reciente del escritor
como primogénito de Dios
Mientras, Jesús, el hijo –el que debía haber nacido–, espera de manera indefinida junto a su padre a que el arcángel Gabriel encuentre a la mujer que lo dará a la luz en la Tierra, explica a La Jornada
Miércoles 9 de marzo de 2016, p. 7
La idea de que el primogénito de Dios, Jesús, no nació hombre sino mujer
y resistió seis horas el tormento en la cruz es el hilo conductor de la novela Evangelia, de David Toscana (Manterrey, 1961).
El autor retoma pasajes de la Biblia para narrar una historia en la que “el primogénito de Dios fue una mujer a quien sus padres, María y José, llamaron Emanuel (que significa ‘Dios con nosotros’)”.
Mientras, Jesús, el hijo –el que debía haber nacido–, espera de manera indefinida, junto a su padre, a que el arcángel Gabriel encuentre a la mujer que lo dará a la luz en la Tierra.
Volverse un poco hereje
En realidad, explica Toscana a La Jornada, la existencia de una hija de Dios no cambia gran cosa y no tendría por qué hacerlo. Nada tiene que ver si es hombre o mujer. La esencia es que viene un hijo de Dios a decirnos cómo se perdonan los pecados y cómo se logra la vida eterna
.
El autor recrea a un Dios más humano, obstinado, que puede errar o encolerizarse hasta el berrinche; enojo que fulmina con rayo a sus hijos inocentes, como fue el caso de Uza, guía del carro de David, a quien, por osar tocarlo para evitar un accidente, Jehová hiere con un rayo quemante.
En Evangelia (Alfaguara), David Toscana explora los planos terrenal y celestial. En el primero con la familia de María y José, sus hijos: Emanuel, Jacobo –quien más tarde cambia su nombre por el de Jesús–, José, Judas, Simón y tres mujeres que no llegarían a la vida adulta.
En el ámbito celestial, Dios tomó la resolución de convertir la Trinidad en la Santísima Tétrada, “cuando el hijo varón nonato de El Creador recibió el nombramiento como la cuarta persona: Padre, Hija, Espíritu Santo e Hijo.
De algún modo lo que deseo contar con este personaje es lo que ya se ha dicho, pero con una mujer, y cuando comienzas a narrar esta historia se empieza a llenar de una necesidad de usar la lógica que no tienen los textos sagrados
, explica.
Entonces, “tienes que volverte un poco hereje para que encajen las piezas y narrar esta historia.
“Sí hay critica –admite–, sobre todo, por el arcángel ebrio y José, quienes se van a tomar unas copas y ahí cuentan ciertas historias que tratan de completar las bíblicas; pero, por supuesto, cuando tratas otra vez de contarlas en detalle como novelista no se sostienen, como sucede con Sodoma y Gomorra, porque aunque digan que no encontraron en estas ciudades cinco justos, uno piensa: ¿qué no hubo niños, mujeres embarazadas o recién nacidos?, pero llovió sobre todos”.
En Evangelia, David Toscana describe desde que Jehová creó el mundo y cuando decidió, al quinto día, a quién le daba piernas, a quién aletas, quién volaba y quién nadaba
.
Hasta la crucifixión de su hija, pasando por las vicisitudes del arcángel Gabriel, quien cansado y atribulado, se presentó ante su amo para declararse incompetente
y Dios lo mandó de vuelta a la Tierra, a buscar, dando tumbos, a la nueva madre de su hijo, cuya misión tampoco llevó a buen término.
David Toscana, luego de años de pensar en plasmar esta historia, de leer varias versiones de la Biblia y de consultar diversas fuentes, rescribió el evangelio y recrea aquellos años del Señor y llama al pan, pan, y al vino, vino
.
Por la novela desfilan, además de María y José, los poderosos Herodes y Poncio Pilato, los 12 apóstoles, la muerte de Juan el Bautista y las penurias de Judas.
Toscana da lugar fundamental a la mujer: “Ahí donde dice ‘rey de los judíos debe decir ‘hijastra de carpintero’. Ahí donde dice ‘hijo’ debe decir ‘hija’”.
La obra de Toscana ha sido publicada en 15 idiomas, además de obtener varios premios literarios.