Carlos Amorales interviene el recinto y su entorno como parte de la exposición Gravedad
Obstruye, pero posibilita darle la vuelta, hallar solución a los problemas con la oralidad, dice el artista
Martes 22 de marzo de 2016, p. 5
La Casa del Lago y su entorno lucen una nueva e ilegible tipografía que se observa desde el espectacular emplazado en Paseo de la Reforma y todas las señalizaciones, incluidos los logos de ese recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como en los botes para basura.
Esa tipografía abstracta
, en palabras de Julieta Giménez Cacho, directora de la Casa del Lago, obedece a la intervención del artista Carlos Amorales (CDMX, 1970) como parte de Gravedad, una de las cuatro exposiciones montadas en ese espacio cultural.
Amorales lleva tiempo de trabajar con tipografías, sobre todo abstractas, algo muy relacionado con el campo de la poesía concreta
. Una cosa era verlas en la computadora y otra probar qué pasaría al infiltrarlas
en una institución, idea inicial que propuso al equipo de la Casa del Lago.
Cuatro muestras en el recinto
No poder leer es como decir no podemos ver u oler. Obstruye, pero al hacerlo posibilita darle la vuelta, encontrar soluciones a los problemas. En este caso es muy claro: la oralidad. No hago ilustraciones para teorías, tampoco mi obra necesita otro tipo de explicaciones, pues tiene la capacidad de existir por sí misma
, detalla Amorales.
En rueda de prensa, Giménez Cacho habló de la reunión efectuada con el personal que labora en la Casa del Lago, con presencia del artista, para informarles del proyecto de Amorales. Sin embargo, no todos estuvieron de acuerdo, pero como dijo la administradora: vamos a divertirnos
.
Y se decidió crear una memoria para que todos puedan registrar anécdotas detonadas por la reacción al toparse con esa tipografía abstracta.
Gravedad, muestra colectiva curada por Michel Blancsubé, reúne obra también de la austriaca Sofía Goscinski; los franceses Jean-Luc Moulene y Jean-Marie Perdriz; el mexicano Fernando Palma Rodríguez, y el irlandés Malachi Farrell.
El interés de Blancsubé es trabajar con artistas vivos que comparten el mismo tiempo de vida que el mío
, es decir, nuestro mundo es el mismo
.
El título de la exposición viene de que los seis artistas invitados tienen una práctica en común: crean esculturas. También juega con el doble significado de la palabra respecto de lo gravitacional y lo existencial.
Malachi Farrell (Dublín, 1970, avecindado en París) participa con las obras The shops are closed (Las tiendas están cerradas) y Strange fruit (Fruta extraña).
Otra colectiva, Una rosa tiene forma de una rosa: oficios e instintos, con curaduría de Víctor Palacios, aborda los deseos de las nuevas generaciones por obtener una profesión universitaria, pues los oficios pasan a segundo o tercer planos. Ocho artistas convocados realizan piezas en colaboración, a modo de ejercicio, porque no están concebidas como obras formales. Participan Olmo Cuña, Sara García, Blanca González, Perla Krauze, Victoria Núñez Estrada, Édgar Orlaineta, Diego Toledo y el mismo Palacios.
La muestra Mil cortes: imagen de un instante, del pintor Julián Madero y la fotógrafa Zaida Gómez, parte de la necesidad de conjugar ambas disciplinas a raíz de la lectura de Farabeuf o la crónica de un instante, novela de Salvador Elizondo.
El colectivo La Favorita, integrado por Zazil Barba, Alberto López Corcuera y Álvaro Ugarte, toma de punto de partida el fin del mundo como posibilidad, teoría y ficción
. La investigación de Antes del fin del mundo, título de la muestra, tomó dos vías: las cuestiones apocalípticas desde las novelas de ficción y todo lo relacionado con las semillas, la manera en que crecen y la posibilidad de existencia
.
(La Casa del Lago se ubica en la primera sección del Bosque de Chapultepec.)