Estiman que en EU hay 16 millones de personas con desorden explosivo intermitente
“Nuestro trabajo sugiere que la infección latente con el Toxoplasma gondii puede cambiar la química cerebral”, sostiene coautor principal del estudio, que involucró a adultos con ese problema
Martes 29 de marzo de 2016, p. 2
Personas infectadas con un parásito común de los gatos tienen dos veces más probabilidades de explotar de ira y sufrir episodios incontrolables de furia, según descubrió un estudio.
Los científicos creen que han encontrado un vínculo firme entre el parásito de la toxoplasmosis –el cual es considerado en general bastante benigno– y una condición siquiátrica conocida como desorden explosivo intermitente (DEI).
Sin embargo, el vínculo entre la toxoplasmosis y la ira explosiva es débil y aún no constituye prueba científica de que el parásito cause cambios de conducta en humanos.
El parásito del gato, Toxoplasma gondii, está difundido en el ambiente y se le encuentra en todas partes, desde el suelo hasta la comida cruda. Se estima que infecta a una de cada tres personas. Si bien muchas otras especies animales pueden infectarse, el parásito sólo se reproduce por completo en gatos, los cuales excretan los huevecillos del parásito.
Diversos estudios han indicado que la toxoplasmosis puede afectar la conducta de otros animales, como los roedores, que se vuelven menos temerosos de los gatos. Un estudio de principios de este año también encontró que la toxoplasmosis cambia la conducta de chimpancés, volviéndolos menos temerosos de los leopardos. Algunos estudios incluso sugirieron vínculos con trastornos conductuales humanos como la esquizofrenia, aunque estos hallazgos han sido cuestionados por otros investigadores.
Furia del camino
El estudio más reciente involucró a un grupo de adultos que habían sido diagnosticados con desorden explosivo intermitente. Todos padecían episodios recurrentes de agresión verbal o física, como la llamada furia del camino. Siquiatras en Estados Unidos estiman que unos 16 millones de personas en el país sufren ese trastorno.
Un tercio de los 358 voluntarios fueron clasificados como controles
sanos, sin problemas de conducta. Otro tercio tenían problemas siquiátricos, como depresión, pero no desorden explosivo, y los demás sí tenían diagnóstico de DEI.
Los exámenes de sangre encontraron que 22 por ciento de las personas diagnosticadas con DEI dieron positivo a exposición a toxoplasmosis, en comparación con 9 por ciento en el grupo no expuesto.
“Nuestro trabajo sugiere que la infección latente con el parásito Toxoplasma gondii puede cambiar la química cerebral en forma que eleva el riesgo de conducta agresiva”, sostuvo el profesor Emil Coccaro, de la Universidad de Chica
Sin embargo, no se sabe si esta relación es causal, y no todos los que dan positivo a toxoplasmosis tienen problemas de agresividad, aclaró el profesor Coccaro.
Otro coautor del estudio, Royce Lee, profesor asociado de siquiatría y neurociencia conductual en la Universidad de Chicago, señaló: Correlación no es causalidad, y esto definitivamente no es indicio de que las personas deban deshacerse de sus gatos
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© The Independent
Traducción: Jorge Anaya