Barcelona.

Perder un clásico duele, y en casa, todavía más; pero que además signifique echar por la borda una racha invicta de 39 partidos y opacar un homenaje al emblemático Johan Cruyff en el mismo lance, lo hace indescriptible.

De esa forma Real Madrid dio un frenón al Barcelona al derrotarlo 2-1 en el Camp Nou, para dar un nuevo aire a la liga española, después de voltear en el tramo final un duelo mayormente dominado por los azulgranas.

Sin embargo, el bajón final del equipo dirigido por Luis Enrique y el acierto de los merengues impidió que el conjunto culé pudiera redondear el homenaje al recientemente fallecido Cruyff con la victoria que pretendía.

A cinco minutos del final del partido el portugués Cristiano Ronaldo aguó la fiesta catalana con un tanto que, sumado al marcado por el francés Karim Benzema, al 62, acabó con la imbatibilidad del Barça esta temporada en el Camp Nou, truncó su racha de 39 partidos sin conocer la derrota y recortó a siete puntos la distancia entre los pupilos de Luis Enrique y los del francés Zinedine Zidane.

Aunque las esperanzas de los dirigidos por Zizou –quien vivió su primer clásico como entrenador– de recuperar la lucha por la liga son escasas, el triunfo blanco revitalizó al Atlético de Madrid, a seis puntos del Barcelona después de su goleada de ayer 5-1 al Betis.

Fugaz festejo por gol de Piqué

Un gol de Gerard Piqué adelantó a los azulgranas al minuto 56, pero la alegría les duró poco pues, pese a dominar hasta entonces el choque, sucumbieron ante la pujanza del Real Madrid, más fresco físicamente.

Como si el homenaje previo a Johan Cruyff los hubiera sobrecogido en exceso, a los culés les faltó a menudo puntería; en ocasiones, cierta clarividencia, y al final, físico, no obstante que los merengues acabaron el clásico con 10 hombres por la expulsión de Sergio Ramos (doble amarilla).

La primera parte, muy intensa y con varias ocasiones para el Barcelona, discurrió de manera veloz, pero sin goles, pese a la presencia en la oncena catalana del argentino Lionel Messi, del uruguayo Luis Suárez y del brasileño Neymar, el tridente más goleador del futbol europeo.

Mientras los dirigidos por Luis Enrique dominaron de manera escandalosa la posesión, el Real Madrid trató de salir al contrataque destruyendo el juego en el mediocampo del rival, que aún así burló la vigilancia blanca en varias ocasiones.

Al minuto nueve Suárez falló un gol cantado tras un pase de Neymar, cuando estaba solo y el arco del Real Madrid vacío.

Una falta desde el borde cobrada por Messi salió rozando el palo al 18, y en la siguiente jugada azulgrana Keylor Navas atajó bien un disparo de Ivan Rakitic.

La acción más polémica llegó al minuto 23, cuando en una jugada individual Leo rompió la cintura a Sergio Ramos y éste lo derribó aparentemente al borde del área.

La hinchada azulgrana, caliente durante todo el duelo como había reclamado Luis Enrique, pidió penal o al menos falta y tarjeta para el central blanco, que ya tenía una amarilla.

Sin embargo, el árbitro no observó nada y el lance pareció activar al Real Madrid y despistar al Barcelona.

Por momentos los merengues parecían un equipo chico frente a los azulgranas. Apenas tuvieron oportunidades claras ante el arco de un seguro Claudio Bravo cuando tuvo que intervenir.

El empate sin goles al descanso no parecía un mal resultado para los dirigidos por Zidane, que aspiraban a salir del Camp Nou con la imagen reforzada.

El Barcelona se había propuesto homenajear a Cruyff con espectáculo y goles, dos de las características del estilo de juego impuestas por el genio holandés en el equipo catalán.

Así, a la vuelta de la pausa, los azulgranas decidieron cercar el arco de Navas, que voló para meter una fabulosa mano ante un disparo genial de Messi. Sin embargo, poco pudo hacer el arquero costarricense minutos después ante el testarazo de Piqué, tras un tiro de esquina que cobró Rakitic.

El jugador más odiado por la hinchada blanca celebró el tanto con una rabia que se multiplicó instantes después cuando Benzema igualó el duelo, al aprovechar un balón rebotado en el área culé con un gran remate de media tijera.

El gol pareció demasiado premio para el pobre juego de los de Zidane, que sin embargo a partir de ese momento se crecieron hasta el punto de pasar a dominar el duelo y a los azulgranas.

Y si la victoria no llegó antes para el Real Madrid fue porque el silbante marcó una falta que anuló un gol del galés Gareth Bale y porque en la siguiente jugada blanca el palo desvió un potentísimo disparo de Ronaldo.

El Barça lucía cansado y noqueado, pero la expulsión de Ramos, a siete minutos del final, parecía darle algo de aire.

Nada más lejos de la realidad. Cristiano remató a los azulgranas casi en el suspiro del partido y se tomó así la revancha tras la derrota en la primera vuelta, para rearmar la moral de los suyos.

“Anímicamente es importante vencer aquí para el resto de la temporada, y más antes de jugar nuestro partido de Champions en Alemania”, afirmó Zidane.

Es un premio enorme para todos los jugadores porque hicieron un partido enorme y no es fácil. Hay pocos equipos que lo conseguirán, añadió.

Hay que levantarse. El torneo lo ganará el que sea más regular y al día de hoy seguimos siendo nosotros, dijo Luis Enrique.

La derrota nos duele, pero mentalmente no nos afectará el martes porque es otra competición, añadió Andrés Iniesta, en alusión al duelo de cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid.