Agüitas, vuelta la feria al trigo
Sin grandeza taurina ni imaginación empresarial
no quisiera ser optimista, conciliador, esperanzado, ver toros de lidia con edad y trapío en vez de reses mansas y anovilladas, elogiar faenas de gran calado ante una bravura y to-rería sin adjetivos, reconocer el profesionalismo y la respon- sabilidad de empresas, gana- deros, diestros y autoridades, aceptar esta mezquina oferta de espectáculo taurino sin denunciar atropellos y negligencias para no hacerle daño a la fiesta
, y menos a los beneficiados por tantos abusos, pero la crítica bien entendida no puede darse esos lujos sino apenas “lucidez, desobediencia, ironía y obstinación… para evitar servir a la mentira”, como recomendaba Camus.
La añeja expresión vuelta la burra al trigo
indica hartazgo y fastidio frente a algo que se repite numerosas veces, sea una opinión, una acción o un error, sin que el responsable enmiende un ápice su discurso, desempeño o criterio, repitiéndolo sin el menor propó-sito de enmienda, ya por limitación, ya por soberbia.
Es el caso de la contumaz pero pretenciosa Feria de San Marcos, en Aguascalientes, que en su versión taurina 2016 mantiene el nivel de incompetencia de varios años atrás o, si se prefiere, de funciones predecibles, tanto por la mayoría de las ganaderías contratadas por la empresa y exigidas por las comodinas figuras, como por las poco imaginativas combinaciones de toreros y la presencia o ausencia injustificada de otros.
La afición que queda no pide catedrales con cuernos, sólo astados con trapío y bravura, en los que se anteponga la ética torera a la estética efectista. Si en México no existieran hierros como Piedras Negras, José Julián Llaguno, Jaral de Peñas, La Joya, Santa María de Xalpa, Corlomé, El Junco, Cerro Viejo, San Marcos o Huichapan, por citar algunos de los comprometidos con la edad y el trapío de sus encierros, cabrían los bernaldos, de la Mofa, teofilitos y demás reses para faenitas de la ilusión. Juzgue el lector:
El domingo 17 de abril, Diego Urdiales, Arturo Macías y Armillita IV con Bernaldo de Quirós. El viernes 22, Juan Pablo Sánchez, Diego Silveti y el incontenible peruano Andrés Roca Rey con San Miguel de Mimihuapam. El 23, el rejoneador Emiliano Gamero, con un toro, Alejandro Talavante, El Payo y Arturo Saldívar con Montecristo. El domingo 24, con motivo del 125 aniversario de la feria, novillada matutina en la Plaza San Marcos con Diego Emilio, Leo Valadez, Andy Younes y Andrés Manrique y reses de Marco Garfias, y por la tarde en la Monumental, Zotoluco, que se despide, Morante y Diego Silveti con un encierro, faltaba más, de Teófilo Gómez.
El 25, ocioso mano a mano entre El Juli y Joselito Adame, con Los Encinos. El 26 se disputan la Oreja de Oro Víctor Mora, Juan Luis Silis, Luis Conrado, Gerardo Adame, Antonio Romero, Alejandro López y Brandon Campos ante ejemplares de Enrique Fraga. El 29, Alevoso de Mendoza con dos de Fernando de la Mora, y El Payo y Diego Sánchez, que apenas si ha toreado, con Barralva. El 30, Ignacio Garibay, José María Manzanares –pásale a lo barrido– y Armillita IV con Fernando de la Mora. El 1º de mayo, Arturo Macías, Alejandro Talavante y Joselito Adame con Begoña. El 6, Paco Ureña, Fabián Barba y Mario Aguilar con Villa Carmela. El 7, el rejoneador Emiliano Gamero, con un toro, y Miguel Ángel Perera, Joselito Adame y Juan Pablo Sánchez, con Julián Hamdan, y el domingo 8, Alberto López Simón, Arturo Saldívar y Sergio Flores, en el cartel más equilibrado, con La Estancia. No es lo que hay, es lo que los malos taurinos quieren que haya.