Un inusual entusiasmo de los diputados federales por presentar iniciativas de reforma a la Constitución, a las leyes y de crear nuevas ha provocado que en el cajón de las comisiones se acumulen 3 mil 789 propuestas en tan sólo siete meses de la 63 Legislatura, que ha rebasado no sólo el total de la anterior, 3 mil 494, sino la capacidad para desahogarlas.

El ritmo de presentación de propuestas, más de 100 por sesión ordinaria, se dio cuando los diputados se enteraron de que el número de iniciativas cuenta para su récord público de productividad, así como las participaciones en tribuna y desde la curul.

Así que ahora, lo usual al inicio de cada sesión es que al menos 10 diputados pidan la palabra para hablar de temas diversos y sumar puntos a sus estadísticas.

El boom de iniciativas no se relaciona con la calidad y el alcance de éstas, que oscilan entre las de carácter religioso y en contra de la educación sexual del Partido Encuentro Social, a las de diputadas que piden ampliar el monto legal de las pensiones, o las del PAN en contra de la reforma fiscal.

Otras pretenden eliminar el polígrafo a los policías, el ajuste del peaje de carreteras según su calidad, regular el turismo religioso, instalar cambiadores de pañales en edificios públicos, prohibir las corridas de toros y el ingreso a menores de edad o reclasificar películas con escenas de consumo de tabaco para que no las vean los niños.

Algunas sólo buscan fijar fechas conmemorativas como el día sin automóvil, el del Poder Judicial, de la robótica o de las pequeñas y medianas empresas.

Los usos y costumbres en la Cámara de Diputados dictan que la mayoría de las iniciativas son redactadas por los asesores –los legisladores sólo les estampan su firma–, así que la carga de trabajo se ha incrementado para ellos.

En el primer periodo ordinario de sesiones del primer año de la legislatura, del 1º de septiembre al 15 de diciembre, los diputados presentaron 2 mil 49 iniciativas.

Iniciaron a un paso moderado, con 14 el 3 de septiembre, pero poco a poco se disparó el número hasta llegar a 157 en un solo día, el 10 de diciembre, y a 155 en la última sesión, cuando los diputados ya se iban de vacaciones, pero las comisiones no regularizaron su trabajo hasta febrero.

En la Comisión Permanente, en sólo cinco días, los diputados presentaron otras 204 iniciativas, de éstas, 113 el Día de los Santos Inocentes.

Para el segundo periodo, que termina el 30 de abril, los legisladores han mantenido el ritmo. Comenzaron el 9 de febrero con la presentación de 77 iniciativas, para el 11 de febrero la cifra subió a 84 más, y el 16 de febrero se registraron 101.

Desde ese día, la entrega de propuestas no bajó de 100 por sesión, y creció hasta un máximo de 139 en la del 15 de marzo.

Durante la pasada legislatura, la cámara hizo una depuración al enviar a la basura 2 mil 545 del total de propuestas y dejó pendientes 176, mientras otras 284 fueron retiradas de plano por los diputados. Sólo se votaron 489 dictámenes, primero en las comisiones y luego en el pleno.

A ese frenesí se agrega que las 56 comisiones ordinarias sólo están obligadas por reglamento a trabajar una vez al mes. Hay dos iniciativas de las diputadas Bárbara Botello, vicepresidenta de la mesa directiva, y de Adriana Ortiz Lanz, que buscan acabar con el ausentismo en esas instancias y descontar dos días de dieta (salario) a los diputados faltistas.

La diputada Botello propuso el 29 de septiembre de 2015 que las comisiones sesionen al menos dos veces al mes, y Ortiz Lanz, el 25 de febrero, sugirió suprimir todas las justificantes que tienen los diputados para faltar a las comisiones, y que se les dé de baja cuando acumulen dos ausencias.

Ambas iniciativas fueron turnadas a la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, que por supuesto no las ha dictaminado.