En el vestíbulo de la Cámara de Diputados se exhibe un rostro trágico de la realidad mexicana, dibujado por niños de cinco a 10 años de edad que retratan la violencia que viven en sus comunidades: “¡Soy hijo de narco!”, se lee en una ilustración, que muestra una figura masculina y a su pies yacen dos cadáveres de policías con la palabra putos.

El Instituto Nacional Electoral entregó a la Cámara de Diputados –nueve meses después de realizada– los resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2015. Acompañaron a la numeralia dibujos que se expusieron en el vestíbulo cameral.

En una cartulina que impresionó a los asistentes, un niño de seis años de edad dibujó, en medio de un corazón, un hombre con cara de ira que portaba dos armas de fuego. Sobre su cabeza, otro pequeño corazón y las palabras Mi papá. A un costado, el infante confiesa: “Soy hijo de un narco”.

Y a los pies de su padre aparecen dos policías uniformados sobre charcos de sangre con el título: putos.

Otro niño, de cinco años, dibujó a una persona despeinada, con rostro de enojo, que carga en la mano derecha la cabeza sangrante de un hombre y en la izquierda un cuchillo. El pequeño es de Michoacán.

Otro niño de cinco años, originario de Tabasco, pintó la fachada de una casa y a un sujeto que dispara con una pistola a otro que yace en el suelo con las ropas teñidas de rojo.

Un menor de Veracruz dibujó a otro hombre que dispara a una imagen femenina de pie, con chorros de sangre sobre su cuerpo.

Un niño de 10 años, de Guerrero, con el tituló: El mundo está de cabeza, dibujó dos cuerpos de mujeres y tres de hombres con la cabeza hacia el suelo.

En la mayoría de las ilustraciones los menores expresaron demandas de paz y vivencias de violencia. Todas las personas que observaron la exposición se sorprendieron con las imágenes.

Entre los resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2015 resalta que casi ciento por ciento de niñas, niños y adolescentes confían en su familia y se sienten seguros en casa; la confianza interpersonal entre amigos ronda entre 71 y 83 por ciento.

Sin embargo, los niveles de confianza respecto de otras figuras presentan un decremento considerable en la medida en que aumenta la edad. Entre los adolescentes de 14 a 17 años la confianza en sus vecinos es baja: mientras los más pequeños confían 50.5 por ciento, los adolescente sólo 23.

Los niños de 10 a 13 años confían 81 por ciento en la policía y los adolescentes sólo 21.7. Asimismo, el primer sector confía hasta 84 por ciento en el Ejército y los adolescentes 25.3.

En cuanto a los gobernantes, los niños de 10 a 13 confían 44.1 y los adolescente 5.1.

Es más grave la caída de la confianza en los partidos políticos. Al preguntar a los adolescente de 14 a 17 años, sólo 4.7 por ciento respondieron que esas instituciones les generan algún grado de confianza.

Además, de los niños de seis a nueve años, uno de cada 10 respondió que en su familia lo golpean.