Las universidades y la organización de los debates electorales
or qué la democracia es un régimen preferible a otros? Hay muchas razones que explican esta supremacía. Una es que se trata de un sistema político que educa a los ciudadanos y eleva sus capacidades y aptitudes. Es decir, la democracia tendría la misión de hacer mejores personas, pues las obliga a tomar decisiones y hacerse responsables de ellas, lo que implica poner en juego todas las facultades intelectivas y las virtudes morales. La esencia humana es el ejercicio de la libertad, y la democracia pretende justamente eso. Pues bien, si la democracia ayuda a la formación de las personas y las instituciones educativas tienen la misión de educarlas, es muy importante que la escuela se vincule a todas las prácticas de la democracia.
Uno de los mecanismos que permiten formar a los jóvenes en la libertad del pensamiento y el discernimiento racional es el debate, cuyo centro es la práctica de la argumentación, una que conduce a la movilización de la voluntad y, por tanto, a la necesidad de discernir lo que realmente se quiere.
Queda claro que las instituciones educativas, sobre todo las universidades, deben involucrarse en la organización de los debates de candidatos a diversos cargos de elección popular. Las universidades son casas de pluralidad y la crítica es el alma misma de su existencia. Crítica y pluralidad son las condiciones ideales para el ejercicio de la democracia. Sin embargo, es extraño que sean las instituciones privadas las que privilegian actos de esencia pública (el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y la Universidad Iberoamericana), mientras las universidades púbicas están dormidas en sus laureles. En la Universidad Autónoma de Zacatecas trabajan expertos en casi todos los problemas que padece la entidad. Pueden preguntar y criticar las propuestas de los candidatos y orientar al resto de la sociedad sobre si son razonables o palabrería vacía. La educación en la democracia no forma especialistas; mejor: forma ciudadanos.