El régimen desafía a una nueva sociedad
or qué el gobierno y el presidente tienen tan baja aprobación popular? Es la más baja que se recuerda en un régimen priísta. Entre otras razones porque han intentado algo virtualmente imposible: restaurar al viejo sistema político, tal como se vivió en los 60 y 70 del siglo pasado. El problema es que la mentalidad de los actuales dirigentes sigue en esa época, pero la sociedad está en 2016. Pretenden manipular a la población y están tardando mucho en darse cuenta de que eso ya no funciona. Algunos ejemplos:
• Encuestas. Hace algunas décadas se levantaban, pero sólo las conocía el gobierno. EPN ha caído unos 10 puntos porcentuales en tres meses. Quizá De la Madrid o Zedillo tuvieron caídas peores, pero no lo supimos. El impacto de conocer el índice de desaprobación crea un vacío en el poder y estimula la caída.
• Revelación de secretos. Hace casi 30 años el entonces presidente Salinas y su grupo cometieron abusos graves, pero se escondieron. Hoy las filtraciones han generado escándalos: la Casa Blanca, las mansiones de los ministros, donaciones de Televisa y grupo Higa, los negocios multimillonarios con esas empresas. La revelación de las pláticas con OHL donde se traslucen posibles maniobras ilegales tanto contables, como financieras y judiciales, etcétera.
• La denuncia de casos graves de impunidad. Es evidente que el gobierno trató de diluir el caso Ayotzinapa, como en su momento se logró con tantas matanzas y represiones. Los padres afectados recibieron presiones, promesas de compensaciones económicas, difamaciones y calumnias. Pero han resistido. Y un sector de la prensa nacional e internacional le ha dado seguimiento hasta convertir el tema en un agravio irresoluble.
• La apertura de México al ámbito internacional. Antes las graves irregularidades no tenían resonancia exterior. Hoy la nación está expuesta a la observación cada vez más crítica de los organismos y la gran prensa internacionales. Torturas, asesinatos, desapariciones forzadas y el trato cruel o degradante no son sólo asunto de interés local. Los representantes de la ONU, la OEA y de la CIDH han rendido informes desfavorables al gobierno, que les ha puesto trabas, pero éstas son ineficaces.
El régimen responde como lo hubieran hecho López Mateos o Díaz Ordaz. Se cree invulnerable. Cree que puede emitir opiniones cínicas sobre la corrupción o engañar tomando acuerdos que no se difunden, pero se encuentra con una sociedad articulada, inconforme y alerta. En lugar de corregir el rumbo EPN ha insistido en seguir gobernando con el inmovilismo cambiante. Seguramente habrá nuevas filtraciones y escándalos en un momento en que la economía del país está empeorando y la conciencia pública creciendo. No es improbable una grave crisis de gobernabilidad si las anacrónicas decisiones del régimen continúan desafiando a la nueva realidad social.
Twitter: @ortizpinchetti