menos de un mes de la elección, pocos candidatos han propuesto proyectos sociales, sustentables y con visión de gobierno; los aspirantes a la gubernatura, alcaldías y diputaciones de Aguascalientes han preferido alentar la difusión de rumores, denostaciones y mensajes de guerra sucia.

Los medios de comunicación no hemos ayudado a proyectar las visiones de los contendientes; al contrario, se han vuelto resonadores de las campañas negativas de los candidatos, sobre todo de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional. Han olvidado el rigor periodístico: la difusión de información sin adjetivos y sin intromisiones que condicionen la reflexión. Incluso medios de renombre han cedido a la simplificación y el escándalo con tal de no perder audiencia.

Pocos son los candidatos que han logrado decir cómo enfrentarán desde sus cargos los problemas de la entidad; la mayoría no tienen claro qué le duele a Aguascalientes; han enfocado sus análisis y diagnósticos en conocer qué quieren escuchar los ciudadanos. No trabajan para convencer sino para endulzar el oído del futuro votante, de ahí que, mediante las redes sociales, se ha preferido descuartizar candidatos con mentiras, perfiles falsos, memes y chistes de muy bajo nivel porque algún mago de la mercadotecnia política dictaminó que a la gente no le interesan las ideas, sino que le alimenten el morbo.

En ese escenario, quienes tenemos la tarea de informar, de formar públicos, diariamente batallamos para encontrar algo que realmente valga la pena decir, pues hay montones de mercenarios que por unos pesos se encargan de manejar la reputación de los políticos, a veces con chantajes, otras como favores a cobrar en un futuro. Quienes sabemos qué función social cumplen los medios no podemos permitirnos contagiarnos de la clase política. Ni ahora ni nunca.

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