Hannover.

Cualquiera puede cantar o aprender a tocar un instrumento, afirma Daniel Müllensiefen. El sicólogo especializado en música de la Universidad de Londres se ha propuesto investigar el desarrollo de las aptitudes musicales de niños y jóvenes en el periodo de vida entre 10 y 20 años.

Ese proyecto de cooperación de cinco años será desarrollado en el Laboratorio de Música de Hannover de la Escuela Superior de Música, Teatro y Medios de esta ciudad, y patrocinado por la Fundación Alexander von Humboldt con 250 mil euros (281 mil dólares).

El estudio se propone dilucidar por qué la música cobra un papel importante en la vida de ciertos jóvenes, para convertirse hasta en su profesión en ciertos casos, mientras otros escolares sólo se limitan a escuchar la radio.

La propuesta de estudio de Müllensiefen fue seleccionada para este proyecto, porque el sicólogo ha descubierto un nuevo método para medir la musicalidad, si bien él prefiere hablar de experiencia o veteranía musical. El denominado Goldsmith Musical Sophistication Index consiste en un cuestionario para responder en forma personal, así como una serie de pruebas prácticas.

Una de las ventajas de este método es que considera numerosos aspectos, señala Reinhard Kopiez, director del Laboratorio de Música de Hannover. El índice tiene en cuenta la habilidad para componer, para emitir crítica musical, así como también la empatía, es decir, el olfato de un disc jockey al elegir el próximo tema que desean oír los que bailan en la pista.

Tener habilidad musical es mucho más que saber tocar un instrumento o haber estudiado música, señala Kopiez.

Los nuevos medios de comunicación amplían las posibilidades de relacionarse con la música. Internet permite, por ejemplo, aprender a tocar guitarra u otros instrumentos con ayuda de innumerables métodos, indica Heiner Gembris, director del Instituto de Investigación de Talento Musical de la Universidad de Paderborn.

Toda persona tiene talento

¿Qué lleva a algunos a seguir avanzando en la música, mientras otros abandonan las clases porque les molesta practicar durante horas o porque ya no tienen tiempo?

Estudios realizados por el sicólogo Müllensiefen con escolares alemanes e ingleses revelan que existen puntos de intersección entre las aptitudes musicales, las buenas calificaciones, la inteligencia y la percepción de los jóvenes.

Quien cree que puede mejorar ciertas habilidades gracias a la práctica, muchas veces también tiene aptitudes musicales, observa Müllensiefen. Queremos descifrar si esta postura es una actitud previa o si, por el contrario, los niños notan al aprender a tocar un instrumento que la práctica les permite alcanzar metas, también en otras áreas.

Una imagen positiva de sí mismo tiene gran influencia sobre la musicalidad, asegura Gembris, del Instituto de Investigación de Talento Musical. Esto depende en gran medida del entorno familiar, así como de los profesores. Por eso nunca habría que decirle al niño que no tiene aptitudes musicales, agrega, porque tal aseveración afecta la confianza en sí mismo y lo priva de alegría. Toda persona tiene talento musical, algunos más, otros menos.

Se espera que el estudio de Hannover aporte datos sobre los supuestos efectos positivos de dedicarse a la música en forma activa. Según Gembris, el concepto de que la música hace inteligente es demasiado simple y no ha sido comprobado en forma empírica. Sin embargo, existen indicios de que dedicarse a ese arte durante 10 años puede influir de modo positivo sobre el rendimiento cognitivo de los niños.

Asimismo, quien toca un instrumento o canta parece tener mejor acceso a sus propios sentimientos. En tiempos recientes, los estudios dan prueba en especial del efecto positivo que tienen el canto y la ejecución de instrumentos sobre la salud y el bienestar, destaca Gembris. Este aspecto puede ser interesante para los programas de fomento para niños de refugiados, puntualiza el experto.