Rosario Rocha busca desesperadamente a su hijo Óscar Germán Herrera, desaparecido por policías de Torreón, Coahuila, el 15 de junio de 2009, junto con otros dos compañeros de trabajo y su patrón.

La búsqueda le ha impedido los pasados siete años estar con sus otros hijos el Día de las Madres. Víctor y Miranda tienen 24 y 17 años. ‘‘Ellos me dicen que, además de su hermano, también tienen a su madre desaparecida porque no estoy con ellos’’, relata. ‘‘Pero no puedo dejar de buscar a mi hijo. Es un dolor inmenso’’, añade.

Nueve policías del municipio de Francisco I. Madero, Coahuila, están detenidos, pero fueron las investigaciones y pruebas aportadas por los familiares las que los tienen sometidos a proceso. Enfrentan cargos de delincuencia organizada, robo de vehículo y secuestro, pero no desaparición forzada. Ese delito no existe en el país. ‘‘Esa es otra frustración’’, dice.

Señala también que el expediente está lleno de inconsistencias para que los agentes puedan quedar en libertad con la solicitud de amparos, aun cuando se dicte sentencia en su contra.

Narra que Óscar trabajaba en una casa de empeño en Culiacán, Sinaloa, y que junto con otros dos compañeros había viajado a Piedras Negras a comprar aparatos electrodomésticos. Fue a su regreso cuando ocurrieron los hechos.

Dice que los policías ‘‘declararon haberlos matado y quemado, pero de eso no encontramos ninguna evidencia. Por eso tengo la esperanza de que ocurra un milagro. Les parecerá tonto, pero si está muerto tener un lugar donde ir a llorarlo sería un consuelo’’.