Un debate insuficiente e inocuo
l domingo pasado fuimos testigos del debate organizado por el árbitro electoral entre los aspirantes a gobernador de Zacatecas. El formato acordado impidió conocer el diagnóstico de cada participante sobre los problemas tratados y, con mayor razón, la propuesta de solución que ofrecen al electorado. Todos reconocen que existe inseguridad y desempleo, pero ninguno ofreció un planteamiento aceptable y mucho menos explicó qué propone para mejorar los indicadores en esos asuntos (por cierto, la palabra indicador
brilló por su ausencia). Una vez más quedó en evidencia la necesidad de que el IEEZ organice con frecuencia confrontaciones entre representantes de los distintos partidos y expertos de la sociedad civil.
Por otra parte, parece que existe un amplio acuerdo entre los observadores del debate en que ninguno de los punteros dio un golpe definitivo para inclinar a su favor las tendencias electorales, ni cometió un error fatal que lo eliminara de la competencia; fueron conservadores. Parece que existe acuerdo en que los independientes hicieron bien la tarea, conforme a sus circunstancias. Se puede esperar que las tendencias electorales mostradas por las encuestas hasta hoy no variarán con motivo del debate –en ese sentido, fue inocuo– y que los estrategas de los aspirantes ubicados en segundo y tercer lugares están obligados a echar mano de toda su experiencia e imaginación para modificar las tendencias.
El debate sirvió para que los claros y los oscuros de los distintos contendientes fueran puestos sobre la mesa. Desde nuestro mirador, concluimos que el parámetro que decantará el sentido del voto de muchos indecisos serán la inseguridad y la corrupción. El candidato que genere una percepción de independencia personal de las causas de ambos flagelos y muestre más capacidad para enfrentarlos conquistará una proporción mayor de ese segmento tan codiciado del electorado.