Hombre de claroscuros, Luis Héctor Álvarez Álvarez falleció ayer a la edad de 96 años, tras una carrera política en la que lo mismo promovió la reforma política que dio vida al Instituto Federal Electoral que impulsó las llamadas concertacesiones con el cuestionado gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Oriundo de Camargo, Chihuahua, falleció en León, Guanajuato, donde vivía con una de sus nietas. Se espera que el PAN organice un homenaje póstumo en los próximos días.

Al conocer su deceso, el presidente Enrique Peña Nieto y líderes de PAN y PRD manifestaron su pesar. El jefe del Ejecutivo federal escribió, en su cuenta de Twitter: Lamento el fallecimiento de Luis H. Álvarez, importante actor de la democracia mexicana. Mis condolencias a sus familiares y seres queridos.

El ex presidente Felipe Calderón, primero en confirmar la defunción, resaltó que el chihuahuense fue el más grande de los constructores de la democracia nacional, además de ser un mexicano ejemplar.

Ricardo Anaya, presidente del PAN, destacó que la muerte de su predecesor llena de dolor al panismo y a México, por tratarse de una de las más grandes figuras de nuestra historia reciente y uno de los líderes de la transición a la democracia.

A los elogios y condolencias se sumaron Margarita Zavala, esposa de Calderón y aspirante a la Presidencia de la República; Luis Felipe Bravo Mena, ex presidente nacional, y Roberto Gil, presidente de la Cámara de Senadores, entre otros.

Álvarez nació el 25 de octubre de 1919. Por invitación del fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, se acercó a ese partido, en el que fue candidato a la gubernatura de Chihuahua en 1956 y a la Presidencia de la República en 1958. Se recuerda la caravana que realizó desde su estado natal a la ciudad de México para protestar contra el fraude electoral de 1956, y más tarde, la huelga de hambre de 40 días por la manipulación de los comicios de 1986 en aquella entidad.

De 1987 a 1993 fue dirigente de Acción Nacional, desde donde promovió, al lado de Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza, las llamadas concertacesiones con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. A partir de esas negociaciones el PAN obtuvo las gubernaturas de Baja California, Chihuahua y Guanajuato.

Como parte del acercamiento con la administración salinista, el blanquiazul apoyó las reformas promovidas por Los Pinos, como la que permitió la desaparición del ejido y la que dio reconocimiento jurídico a las asociaciones religiosas.

La cercanía de la cúpula panista con un presidente surgido de un cuestionado proceso electoral, en el que la izquierda alegó fraude, derivó en la división del PAN y la salida de importantes liderazgos que participaban en el Foro Democrático Nacional, entre ellos, Bernardo Bátiz y Pablo Emilio Madero.

Entre 1994 y el año 2000, Luis H. Álvarez fue senador de la República y formó parte de la Comisión de Concordia y Pacificación de Chiapas. En el sexenio de Vicente Fox fue designado coordinador para el Diálogo para la Paz en aquella entidad. Sin embargo, nunca logró establecer negociaciones con la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. En 2010 el Senado le otorgó la Medalla Belisario Domínguez.