El grupo ofreció un amplio programa de actividades con danza, música, poesía y teatro
Domingo 22 de mayo de 2016, p. 8
El colectivo Tepito Arte Acá convocó a numerosos artistas con los que presentó espectáculos de danza, música, poesía y teatro para la comunidad de San Andrés Riva Palacio, pues además de los muy sonados eventos masivos, el décimo Festival Cultural Texcoco apostó también por la presencia en pequeñas comunidades.
Tal es el caso de San Andrés Riva Palacio, donde Tepito Arte Acá ofreció la Jornada por la calle, con un amplio programa de actividades a las que la concurrencia se mantuvo fiel desde el mediodía y hasta entrada la noche, a pesar del sol y la lluvia.
Tímidos participantes
La jornada se llevó a cabo en un terreno con pasto al que acondicionaron con escenario, lona, sillas, iluminación y sonorización. Se comenzó con una obra para los más pequeños: el espectáculo ecológico Sucedió entre changos. Un trabajo básico en el amplio repertorio del grupo. A éste siguió un canto con raíz mesoamericana de Tlazohtiani y el grupo Ixachilanka, con quien el público se hizo más numeroso y donde los tímidos niños participaron más desinhibidos.
Por la tarde se continuó con un joven poeta de Nezahualcóyotl y un cantautor de Chimalhuacán: Juan Perro Azul y Juan Funk, quienes fueron bien recibidos. Después fue el turno de Natali González con la coreografía Re-nacer, con la que se vivió un momento emotivo, pues aborda las transformaciones externas e internas de una mujer al parir.
En San Andrés Riva Palacio no faltó el ambiente festivo que se generó gracias a la participación de Hot Jam con un repertorio de blues y jazz. Lo cual fue un contraste con lo que siguió: la obra multidisciplinaria Silencio compacto/ olor a sombra, de Sofía Valto. Esta dura pieza aborda la violencia floreciente en nuestro país. Es un espectáculo que goza de una rica partitura de imágenes. Al inicio, un hombre rubio va cortando los globos que flotan amarrados a la espalda de un joven moreno que le limpia los zapatos. La imagen atrapó a los asistentes. Los aplausos llovieron cuando apareció una bailarina con un vestido típico de los bailes folclóricos de Veracruz, pero el entusiasmo duró poco: las acciones violentas, la cara descompuesta de la joven generaban un ambiente de incomodidad. Un bailarín con pantalón militar evocó actuaciones que han puesto en entredicho el prestigio del ejército. El dolor no tiene tiempo
se escuchó en off, parte de un texto de la poeta Esther Hernández Palacios, quien ha vivido en carne propia la violencia que nos ha dejado un país fragmentado.
Experiencia transformadora
Se cerró la programación de esta jornada con Hidalgo: memoria y sangre, de Susana Meza y Virgilio Carrillo, trabajo irreverente y memorioso muy probado del grupo Tepito Arte Acá. De no ser así no se entendería por qué el público se fue acumulando y se mantuvo a pesar de la impertinente lluvia.
Experiencias como éstas no tienen el relumbrón de los masivos, pero tal vez sirvan más para transformar la realidad. Allí convivieron artistas de diferentes disciplinas, jóvenes ejecutantes y otros más experimentados.
La comunidad les obsequió alimentos y se podía ver a bailarines, actores, poetas y músicos riendo y comiendo en la frescura del pasto en un improvisado picnic. Los vecinos de Riva Palacios resultaron ser un público receptivo, leal y atento. Si se repitieran jornadas como ésta, los artistas encontrarían al huidizo público tan buscado y el respetable encontraría a los artistas que lo sorprenden, lo divierten, lo incomodan y lo entienden.